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  • Luz Karime Grajales Cardona

lunes, 22 de julio de 2019

La maternidad es la principal barrera con la que deben lidiar las letradas

Poco antes de que la abogada especializada en derecho penal Nikki Alderson se tomara la baja por maternidad por el nacimiento de su tercer hijo, se le pidió que se encargara de un caso de abuso sexual que debía comenzar al día siguiente. Se negó a ello.

"Fue un punto de inflexión para mí. El caso no se había preparado bien, el juicio se iba a celebrar lejos de mi casa, mi embarazo estaba muy avanzado, mi marido estaba fuera, tenía dos hijos pequeños a los que cuidar. El caso debería haber tardado semanas en prepararse, no unas pocas horas", dice Alderson.

El incidente fue una de las razones por las que Alderson, que había trabajado 19 años como abogada, decidió crear en su ciudad natal de Leeds una empresa de asesoramiento y ayuda para abogadas después de que terminara su baja por maternidad.

"Había tenido una carrera muy exitosa como letrada. Volví a trabajar a tiempo completo después de dos bajas por maternidad, pero pensé que era ahora o nunca y me pregunté: ¿Quiero seguir haciendo esto?", recuerda Alderson, que ahora tiene 45 años.

Muchas otras piensan como ella. Cada vez más abogadas autónomas, especialmente las que trabajan en los campos del derecho penal y del derecho familiar financiados por fondos públicos, están abandonando la profesión.

La mitad de los profesionales jurídicos en Reino Unido son mujeres, pero sólo suponen el 15% de los abogados con más experiencia, y sólo el 29% de los jueces son mujeres. La cifra de socias de bufetes es muy baja y sólo una cuarta parte de los jueces del Supremo son mujeres.

Según un estudio reciente, dos tercios de los abogados del sur y el suroeste de Inglaterra que abandonaron la profesión durante un período de seis años eran mujeres. Casi todos los hombres que lo hicieron pasaron a ser jueces o se jubilaron después de largas carreras. Por el contrario, la gran mayoría de las mujeres dejaron la abogacía a mitad de su carrera, muchas de ellas por la dificultad de compaginar trabajo y vida familiar.

Lista de avisos

Las letradas penalistas, que suelen ser autónomas, se enfrentan a una serie única de problemas cuando se convierten en madres. Uno es la imprevisibilidad del sistema de listas de avisos de los tribunales, según el cual las fechas de los juicios pueden cambiar de hora o de lugar en el último momento. En estos documentos se pueden incluir casos para que comiencen en cualquier momento durante un período de dos semanas. Y los juicios se celebran a diario, lo que dificulta el trabajo desde casa o a tiempo parcial.

Otro tema polémico son los honorarios. Los ingresos de los abogados penalistas han bajado desde que el Gobierno recortó el presupuesto para este campo en 2013, lo que ha dado lugar a protestas en los últimos años. Abogados penalistas han amenazado recientemente con abandonar los juicios a menos que se les aumenten la retribución.

Chris Henley, presidente del Colegio de Abogados Penalistas, por ejemplo, señala que los honorarios no han aumentado en 20 años. Por una vista completa en el juzgado se puede llegar a pagar a los abogados tan sólo 60 libras, alrededor de 9 libras por hora. En una carta reciente a sus miembros, Henley citó una serie de razones por las que muchas abogadas con talento están dejando de lado la profesión: "Los horarios son terribles e impredecibles y a menudo implican trabajar hasta altas horas de la noche, los sacrificios personales son enormes y los honorarios son irrisorios y no cubren ni remotamente los gastos del cuidado de los hijos".

Las abogadas autónomas deben pagar gastos generales como el IVA, el alquiler del despacho, los gastos de viaje a los juicios, seguros e impuestos profesionales y a alguien para que cuide a sus hijos. Por ejemplo, los casos bien remunerados, como los de fraude, pueden implicar pasar semanas fuera de casa en un tribunal de otra ciudad.

Kate Brunner, de 46 años, una abogada con larga experiencia cuyo esposo es el cuidador principal de sus dos hijos, señala que "a menudo se descarta a las abogadas que son las cuidadoras principales de sus hijos para juicios que tienen lugar lejos de donde viven".

Pero la situación está empezando a cambiar. El colegio de abogados ha puesto en marcha programas de apoyo, formación y tutoría para las mujeres, hay más foros de abogadas y algunas dicen que los secretarios, que son los que asignan los casos, están siendo más comprensivos con ellas.

Por otra parte, las letras subrayan que su carrera es gratificante. Brunner afirma que le encanta su trabajo y "el hecho de que cada vez haya más abogadas penalistas y más mujeres en el poder judicial, pero el cambio está siendo muy lento".

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