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martes, 15 de octubre de 2019

El proceso de transferencia internacional de un jugador profesional de fútbol es un negocio jurídico complejo en el que al menos participan tres partes, antiguo club, nuevo club y por supuesto jugador (esto no ocurría así hace algunos años en los que el jugador no tenía voz ni voto para decidir sobre su futuro), a veces aparecen agentes, padres y más personas que tienen algo que decir al respecto.

Adicionalmente, hay que cargar documentos en una plataforma informática que se denomina TMS (en español sistema de correlación de transferencias), realizar exámenes médicos, terminar por una parte un contrato de trabajo y por la otra firmar uno nuevo, visas de trabajo y muchos más detalles.

Todo lo anterior en un período de tiempo relativamente corto pues los jugadores profesionales solo pueden ser inscritos en determinadas épocas del año, las denominadas ventanas de transferencias, por lo que los trámites generalmente se hacen contra el reloj. Adicionalmente hay que mirar los antiguos clubs para entregarles algunas de dinero a título de indemnización por formación y mecanismo de solidaridad.

En cualquier momento algo falla y toda la operación se va al garete, no es fácil transferir un jugador. Adicional a lo anterior, los enormes valores que se pagan a título de indemnización o transferencia o como se quiera llamar complican aún más el tema.

Todo esto se había realizado y estaba a punto de concluir con el jugador Emiliano Sala que del club francés salió hacia el Cardiff, club de la segunda división inglesa, a pesar de estar en la capital del País de Gales, cuando el jugador muere en un accidente aéreo. Las noticias sobre el desafortunado accidente llenaron la prensa deportiva.

Ahora empieza la parte jurídica, la Comisión del Estatuto del Jugador de Fifa, entidad encargada de resolver conflictos entre clubes de diferentes países falló en favor del club francés y ordena al Cardiff a cancelar la suma de seis millones de euros correspondientes al primer instalamento de los 17 millones que se habían pactado.

Parece, sin conocer detalles del fallo, que Fifa decidió ejercer de Salomón y partir diferencias, hecho que jurídicamente no me parece adecuado; creo que o se falla la totalidad de la indemnización o cero, dependiendo de si la transferencia se realizó o no.

Si, jurídicamente, la transferencia se realizó, el Cardiff podía inscribir al jugador y se adeudaba la totalidad la suma de dinero acordada en el convenio de transferencia, es doloroso que el jugador haya muerto, pero nada tiene que ver con el negocio. Por el contrario, si no se había hecho la transferencia porque no se cargó toda la información al TMS o faltaba algún detalle, no se realizó el negocio y por lo tanto no debe nada el Cardiff.

Fifa tiene la costumbre de fallar esperando que las dos partes queden satisfechas, en este caso dirá, el nuevo club no debe pagar la totalidad, que está bien, y el antiguo club tampoco va a recibir la totalidad que también está bien. La realidad no es así, no se trata de “partir por lo sano” sino de fallar de acuerdo con los hechos y documentos, no hay razón alguna para fallar por algo diferente a € 0 o € 17.000.000 nada en la mitad parece lógico y esperar que los dos clubes no intenten mover el fallo a uno de estos dos extremos es absurdo.

En el Tribunal Arbitral del Deporte les tocará a los árbitros analizar el negocio y fallar esta vez si en derecho. Supongo que en poco menos de cuatro meses sabremos el final de esta historia.