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lunes, 23 de noviembre de 2020

Suena raro. El primero de acuerdo con la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol, el mejor equipo del siglo XX de Brasil, el segundo, alguna vez hizo temblar a Boca Junior. Podría ser un partido de copa libertadores o algo así. No, se trata de dos equipos mal manejados con deudas impagables e impagadas, pero con soluciones diferentes.

Fifa y el Tribunal Arbitral del Deporte no han intentado ocultar la realidad del equipo brasilero y han aplicado los reglamentos por dolorosos que puedan haber sido para el Cruzeiro. En los reglamentos Fifa y aún en los de la Federación Colombiana de Fútbol, el no pago de obligaciones da lugar a sanciones, que van desde un llamado de atención, pasan por la imposibilidad de inscribir nuevos jugadores y puede terminar en la pérdida de puntos y hasta la pérdida de la categoría.

El año pasado, por una deuda no cancelada al club Al-Wahda de €850.00 Fifa le impuso una quita de seis puntos que fue ratificada por el Tribunal Arbitral del Deporte. Por otra deuda de un poco más de cien mil dólares al club Instituto de Córdoba, Fifa lo sancionó con la prohibición de registrar nuevos jugadores durante un periodo de inscripciones.

Mas demandas tiene el club brasilero, entre otras Independiente del Valle y el club mexicano Tigres. No sirvieron disculpas como “el club se encuentra en dificultades económicas” o “vamos a pagar en cuanto podamos”. Nada, en dos fallos el Cruzeiro quedó listo para descender a la tercera división brasilera. Otras demandas están caminando y seguramente más sanciones caerán. Para Fifa no es suficiente disculpa la mala situación económica individual o del país, ni siquiera la pandemia es excusa válida, repito para Fifa, para no pagar deudas.

Contrasta esta situación con la del Cúcuta donde apenas dos presidentes de los 36 clubes profesionales se negaron a ayudar a un club que de manera permanente incumple sus obligaciones. No puede ocurrir que durante todo un campeonato un club no cancele salarios, que deba salir a buscar estadio pues el alcalde de la ciudad no se lo presta por deudas pendientes con el municipio y que en plena pandemia hacinara a sus jugadores en un hotel ignorando cualquier medida de bioseguridad.

Es posible que el Ministerio del Deporte no tenga herramientas jurídicas para evitar lo ocurrido con el Cúcuta, pero la Federación Colombiana de Fútbol y la Dimayor tienen en sus reglamentos y códigos soluciones como las observadas con el Cruzeiro en Fifa y que rápidamente solucionarían el problema. Al igual que Fifa, en el Estatuto del Jugador de la Federación Colombiana de Fútbol existe la siguiente norma: “Se solicita a los clubes que cumplan con las obligaciones económicas contraídas con jugadores y otros clubes” Suena como un bonito recordatorio de cualquier código; las obligaciones contraídas de manera legal deben cumplirse.

Posteriormente el mismo reglamento indica: “podrá sancionarse a aquellos clubes que se retrasen en sus pagos más de 30 días”. La redacción no es la más enfática, así como podrán sancionar también se podrá no sancionar a los clubes incumplidores, como efectivamente ocurre. Es decir, se tienen las herramientas para evitar los bochornos como los que continúan ocurriendo con el Cúcuta. Hasta el momento no se jugaron tres partidos. Una vez eliminado este equipo todo pasará al olvido, para reaparecer en enero con nuevos bríos y promesas, jugadores incautos que firmarán contratos que nunca se cumplirán y un torneo a merced de los malos manejos de ese club.