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lunes, 26 de abril de 2021

Mucho revuelo causó la propuesta de 12 clubs grandes europeos de formar una súper liga, cerrada y con muchísimo dinero; se habló que se estaba poniendo por encima de los valores del deporte el dinero.

Me llama mucho la atención semejante mojigatería. En tiempos modernos donde ni el más aficionado de los jugadores o el club más humilde de cualquier lugar perdido en el universo del fútbol, trabaje e intente mejorar día a día por amor a este deporte. Los reglamentos y la filosofía misma del fútbol desarrollada por allá desde 1970 han sido encaminados a crear un negocio que cada vez produzca más para que los que invierten (digo invierten, no aportan), cada vez ganen más.

Los reglamentos de FIFA y de cada una de las federaciones están diseñados para que alguien gane dinero y de ser preferible que gane mucho dinero. Daré algunos ejemplos.

El primero y mas absurdo de todos es el sistema de transferencias, el fútbol es la única actividad donde para terminar un contrato de trabajo y sobre todo para iniciar actividad laboral con otro empleador, el segundo deba pagar sumas de dinero importantes para poder contar con este trabajador. El sistema en si es absolutamente materialista, cosifica al jugador y muchas veces impide a un ser humano desarrollar su carrera de manera normal. Este es el negocio que FIFA ha creado y mantenido. Acá se compran y se venden jugadores sin el mayor pudor, claro por cifras astronómicas.

Técnicos como Bielsa que fácilmente se gana 8 millones de libras al año habla del fútbol “romántico” donde el dinero no importa y que los ricos (como si ese detestable personaje no lo fuera) solo hacen esta súper liga para ser mas ricos. Ningún técnico de equipo europeo o sudamericano de primera categoría podría decir que no le interesa el dinero, estos son mercenarios que trabajan por que saben y sobre todo porque les pagan mucho.

¿Cuál jugador de verdad “siente la camiseta” y es hincha del equipo que juega?, que me acuerde apenas tres jugadores de los últimos tiempos permanecieron durante toda su carrera en un solo equipo, el resto simplemente se va a trabajar donde mas le paguen, porque es claro que se trata de un negocio y que ningún jugador con mucho o poco dinero toma en consideración la hinchada o la historia, se van donde el que más les paga.

En Colombia y en general en el mundo el fútbol está mirado como negocio. Permanentemente se bloquean en un club a niños, preadolescentes y jóvenes porque no tienen dinero para pagar la salida a otro club aficionado. En Colombia hay casos donde un club aficionado pide mas de dos millones de pesos para “liberar” a un jugador que, por alguna razón, quiere cambiar de equipo.

Si en el fútbol no todo fuera negocio y no se mirara todo bajo la ótica del dinero, el fútbol femenino sería apoyado de manera real y no con golpes en la espalda a las mujeres frente a las cámaras sin ningún apoyo económico real.

Siempre se habla de los colores que se defienden y de la camiseta; el último equipo en renunciar a tener una camiseta limpia fue el Barcelona en el 2006 y que cobra por promocionar una compañía que vende por internet que no tiene nada que ver con los valores del fútbol. Hoy en día se reconoce la camiseta de un equipo o por la marca que la confecciona, dos o tres multinacionales que las fabrican en galpones 500 trabajadores hacinados en china o por la firma que lo patrocina, no por el color.

Esta super liga, habría movido mucho dinero que vía transferencias se hubiera irrigado en todo el mundo para generar más recursos en un momento donde lo que falta es dinero.