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lunes, 13 de septiembre de 2021

El partido Brasil Argentina, que todos esperábamos, resultó ser un sainete de mal gusto que me permite afirmar que cada vez nos encontramos más lejos del fútbol de élite europeo. La idea en Sudamérica es ganar a como dé lugar, preferiblemente con temas extradeportivos como ocurrió en este partido y no es la primera vez, en los últimos tiempos. Con la aquiescencia de la Conmebol vemos como cada vez es más frecuente partidos como el del domingo; piedras en los buses, gas a los jugadores, policía que entra a los camerinos y finalmente, autoridades sanitarias que impiden el desarrollo del partido.

En Europa ni la misma Fifa entiende lo que pasa. Volvimos a ser un grupo de repúblicas bananeras donde lo mejor es mirar para otro lado como lo hizo el señor Infantino. Todo lo anterior se refleja en una presencia cada vez menor del fútbol sudamericano en la toma de decisiones. Los clubes europeos presionan fuerte para cambiar fechas y modificar calendarios, los sudamericanos no existen; el mercado para los jugadores es totalmente diferente, equipos bien construidos con jugadores de 27 países, con un calendario unificado.

La decisión Bosman permite utilizar los jugadores de toda la unión europea en cualquier equipo sin que ocupen plaza de extranjero, hecho que beneficia a clubes que pueden escoger de un mercado más nutrido y a jugadores que pueden buscar trabajo en prácticamente todo el continente. En Sudamérica cada liga termina en una época diferente con formatos extraños y equipos con uno o dos extranjeros. Un equipo uruguayo puede tener menos jugadores argentinos en su alineación que uno español. La copa libertadores acabó siendo una disputa entre argentinos y brasileros con horarios rarísimos. Todo es absurdo.

Es cierto que por economía los clubes sudamericanos están condenados a ver partir sus jugadores, pero no es menos cierto que el nivel de nuestros torneos, la desorganización y la improvisación hacen que cada vez sea más difícil competir. Estadios destartalados con hinchada que no deja entrara quien no sea de su agrado, horarios en permanente cambio, calendarios extraños y en general todo lo que no se debe hacer se hace en Sudamérica.

Organizar la Conmebol no parece tarea complicada, son apenas diez confederaciones. Unificar reglamentos en cuanto a fechas y permitir que todos los sudamericanos jueguen como nacionales no creo que sea una tarea difícil. Remozar la copa libertadores de acuerdo a un calendario unificado, con equipos mexicanos y norteamericanos tampoco parece tarea compleja. Arreglar el espectáculo en los estadios también es posible, erradicar las malas prácticas y ofrecer un partido cómodo y seguro es una buena forma de atraer a nuevos espectadores. Yo supongo que los derechos de televisión cada vez son menores pues los torneos cada vez tienen menos atractivo y la competencia europea es muy grande. Hace poco tiempo era impensable tener la cantidad de buenos partidos que cualquier fin de semana ofrecen los diferentes operadores de cable.

Los equipos europeos miran con desdén a los sudamericanos, cada vez es más difícil ganar el campeonato mundial de clubes que en España e Inglaterra se ve como un partido sin mayores dificultades.

Conmebol sigue con el lastre del escándalo de sus dirigentes apresados por la justicia americana, es el momento de pasar la página y volver a ubicar el fútbol sudamericano donde estuvo mucho tiempo. Trabajo coherente con objetivos comunes a las 10 federaciones no parece ofrecer muchas dificultades.