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sábado, 20 de febrero de 2021

Lo más natural para mí al escribir esta columna, dada la especialidad de mi práctica, sería hacer un recuento de lo que ocurrió en materia de Fusiones y Adquisiciones (F&A) en 2020. Comenzaría por mencionar que, según publicaciones especializadas, durante el año anterior en Latinoamérica se registraron 2.405 operaciones de F&A, por un total de aproximadamente US$80 .000 millones, lo que significó una disminución de 10,26% en el número de operaciones y una caída de 45,11% en el valor de las mismas, comparado con 2019.

También podría mencionar que Colombia ocupó el cuarto puesto en la región, detrás de Brasil, México y Chile, con una disminución de 34% en el número de transacciones y un 61% en cuanto a importe agregado de dichas operaciones.

Podría tratar de predecir respecto a los sectores de los cuales se esperan movimientos en materia de F&A en Colombia y mencionar, por ejemplo: fintech, salud, infraestructura, energías renovables no convencionales, telecomunicaciones, hidrocarburos y posiblemente más dinamismo por parte de los fondos de capital privado, aprovechando precios descontados de los activos, ventajas de la tasa de cambio y la liquidez (Dry Powder) en sus fondos administrados.

Observamos que el último trimestre de 2020 fue bastante ocupado en materia de F&A y vimos un incremento notable en nuevas operaciones y cierres, recuperando mucho del terreno perdido durante el resto del año, que coincide con los meses de confinamiento estricto. También mencionaría, que en enero de 2021 perdimos un poco esa tracción que traíamos de finales de 2020, probablemente por los nuevos confinamientos y los toque de queda adoptados por alcaldes locales y seguramente por la temporada vacacional.

Además de todo lo anterior, en esta coyuntura y los desafíos que se nos plantean para 2021, considero que nos deberíamos preguntar ¿Qué otras acciones debemos tomar para impulsar la reactivación?, ¿Qué rol podemos adoptar para ayudar? Sin duda, la respuesta no es fácil y no lograremos responderla en esta columna.

Sin embargo, lo primero que debemos hacer es mantener el optimismo, la buena energía y trabajar, cada uno de nosotros, fuertemente para sacar nuestra economía adelante. A pesar de la incertidumbre y la volatilidad de los mercados, 2021 no pinta mal para Colombia, de hecho las perspectivas de los analistas y el mismo Banco de la República son positivas (algunos predicen un crecimiento del PIB por encima de 3%).

Es hora de que las industrias pongan en marcha sus planes de reactivación y se activen aquellas que han estado algo dormidas por cuenta de las medidas de emergencia. Sin duda, cuando finalmente se masifiquen las vacunas en Colombia y se concrete el anhelado plan de vacunación, esto ayudará a generar más confianza en el empresariado y en los inversores.

Lo que no debería ocurrir es la adopción de nuevas medidas de confinamiento, lo cual sería nefasto para la reactivación, como lo observamos durante enero. Esperemos no tener un tercer pico de contagios luego de la temporada vacacional de Semana Santa, que obligue a los mandatarios a adoptar dichas restricciones.

Estoy convencido de que nuestro país tiene todas las herramientas para comenzar ya con la reactivación y darle la vuelta a este retador 2021 ¡Todos nos debemos poner la camiseta de la reactivación, trabajar y mantener el optimismo!