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jueves, 5 de diciembre de 2019

Con la promulgación de la Ley 1787 de 2016, reglamentada a través del Decreto 613 de 2017, se abrió una de las oportunidades económicas más importantes que ha vivido Colombia durante los últimos 20 años: la industria del cannabis medicinal. Sin embargo, aún existe una gran incertidumbre sobre el futuro de esta innovadora industria.

Durante el primer foro de la Asociación Colombiana de Industrias de Cannabis (Asocolcanna), realizado en Bogotá, el centro de pensamiento Fedesarrollo mostró que los mayores problemas de acceso a esta industria están relacionados directamente con los tiempos de respuesta de las entidades competentes para la obtención de las licencias y la asignación de cupos, lo cual se ha convertido en una queja frecuente de las distintas empresas que desean emprender y desarrollarse dentro de este nicho de negocios.

De la misma manera, tal como se puede observar en una reciente encuesta realizada por Fedesarrollo, liderado por Luis Fernando Mejía, uno de los problemas más grandes asociados a la industria está vinculado con requerimientos innecesarios y falta de claridad en el proceso.

Esto demuestra que las entidades involucradas aún tienen un gran reto para enfrentarse a una industria que mueve más de US$55.000 millones a nivel mundial, según un informe elaborado por el diario Dinero.

Al respecto, surgen las siguientes inquietudes: ¿qué está pasando? ¿Existe algún temor de implementar y apoyar de manera concreta esta industria en el país? ¿No existen garantías legales claras con respecto a este tema actualmente? La respuesta no es clara; es necesario direccionar de manera correcta el barco del cannabis medicinal en Colombia si deseamos que este llegue a puerto de manera satisfactoria.

Recientemente, a través de la emisora La W Radio, se hizo público el expreso rechazo realizado por Ernesto Lucena al nombramiento como ministro ad hoc en temas de cannabis medicinal. Según el ministro del Deporte, es incoherente e inconveniente que él se haga cargo de lo relacionado con este negocio cuando, paralelamente, maneja el tema de antidopaje.

Sin duda, esto solo demuestra que se le debe dar un mejor manejo interno del tema para asumir un rol competente y suficiente en tan importante industria. Como ha sido mencionado por diversos expertos a nivel mundial, es necesario que las personas que se enfrenten a esta industria generen conocimiento a través de diferentes estudios técnicos y médicos los cuales beneficien al fin último de la misma: el paciente.

El mensaje es claro: si queremos avanzar como país, y pretendemos que la inversión extranjera crezca de la mano con la bandera de la economía naranja propuesta, tenemos que apoyar a la industria del cannabis medicinal.

Nunca antes habíamos tenido un interés extranjero tan fuerte en una industria específica y pocas veces Colombia ha sobresalido en el mundo por tener una buena regulación frente a una industria naciente; invitamos al Gobierno Nacional y a las entidades involucradas a tomar cartas en el asunto y brindar las garantías necesarias para asegurar el desarrollo de esta promisoria industria.