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viernes, 2 de julio de 2021

Concluyó hace unas semanas una legislatura que trae esperanza a la justicia, en medio de tantas desafortunadas noticias generadas por el impresionante crecimiento en las cifras de contagiados y fallecidos por la pandemia, por los pésimos resultados que ha dejado la vacunación contra el covid-19, por los mediocres índices en su manejo y por no haber superado sus graves efectos, además de la deplorable situación económica que vive nuestro país -agravada por la fracasada reforma tributaria.

El Congreso de la República logra dejarle en esta legislatura de la pandemia al país varias reformas a la justicia que permiten pensar que las preocupantes cifras recientemente presentadas por el Informe Justicia Cómo Vamos, que señalan que los colombianos no creen en su sistema de justicia por su lentitud, ineficiencia y falta de confianza en quienes tienen a su cargo su administración, serán revertidas.

Las reformas alcanzadas sin duda van encaminadas a enfrentar uno de los mayores retos de nuestro aparato de justicia de tiempo atrás: la morosidad y los tiempos absurdos para que los conflictos e investigaciones lleguen a una pronta decisión que brinde credibilidad y confianza. El Congreso le deja al país en esta legislatura importantísimas leyes, que en mi concepto, permitirán avanzar por el sendero de una justicia moderna, eficaz, confiable, pronta y cumplida. Donde el rol más importante lo desempeñará la virtualidad y el uso de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, en el que sin duda los actuales administradores de nuestra justicia, encabezados por los Magistrados del Consejo Superior de la Judicatura, han demostrado su idoneidad, compromiso y entendimiento de que es ese el camino para devolver al ciudadano la credibilidad en su aparato judicial.

Las reformas aprobadas por el Congreso a la ley estatutaria de administración de justicia, al Código de Procedimiento Administrativo, al régimen electoral, a la justicia disciplinaria, entre otros, son la mejor señal, sumadas a las inversiones presupuestales dispuestas por el Consejo de la Judicatura para avanzar en el uso de las nuevas tecnologías, para pensar que vamos por el camino correcto de alcanzar el anhelado sueño de una justicia real, efectiva y oportuna.

Es una realidad para todos, que el mundo se está moviendo a pasos agigantados hacia las nuevas tecnologías, lo que supone una necesaria adaptación del derecho a las nuevas realidades. Razón esta que inspiró la renovación de nuestros códigos, sumado a las normas aprobadas con ocasión de la pandemia - Decreto 806 de 2020-, las que introdujeron conceptos novedosos en nuestra justicia, tales como el expediente y la sede electrónica, la virtualidad en todas las actuaciones judiciales y la digitalización de los servicios de administración judicial. Sin duda que estas reformas no habrían sido posible antes de varias décadas, a no ser por la llegada inesperada de la pandemia, que si bien dolorosamente trajo el aislamiento, miles de muertes y crecimiento de la pobreza, nos deja en nuestro sistema judicial la modernización a través de la virtualidad y la digitalización, donde los medios electrónicos y el internet, jugarán un rol fundamental.

Enhorabuena para los colombianos, han llegado aires de esperanza en la construcción de una nueva era en nuestro sistema de justicia y para lograrlo, debemos reconocer el compromiso del Congreso, la vocación de sus administradores y el liderazgo del gobierno.