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miércoles, 23 de junio de 2021

El país está cansado de reformas a la justicia, cada gobierno, fiscal o ministro que llega trata de hacer una, seguramente de buena voluntad, pero alejada de toda realidad y solución a las necesidades esenciales de la administración de justicia.

Una idea para que cale, debe ser expresada cuantas veces sea necesario hasta que alguien la escuche, la debata y la acoja o no, pero sea considerada al menos, por eso no nos cansamos de insistir en los siguientes puntos para una buena reforma. Primero debe tener una destinación seria de presupuesto a la rama judicial, sin dinero es imposible sacar adelante una reforma seria y eficaz. No obstante, que este presupuesto se destine a cambios y mejoras estructurales y no para saciar apetitos burocráticos o cuotas políticas.

Se debe destinar a dotar a jueces y magistrados de las herramientas que les permitan tener a disposición de partes e intervinientes el expediente digital, tener la tecnología para poder funcionar de manera permanente en la virtualidad, virtualidad que debe mantenerse aún después de superada la pandemia en todas las ramas del derecho y en casi todas las actuaciones, menos en aquellas donde se requiera una prueba testimonial o similares, ya que esto hace que se hagan más audiencias en menor tiempo sin importar el lugar de la misma o si hay sala disponible o no.

La virtualidad también ahorra de manera increíble en presupuesto de entidades, piensen en una audiencia en Cartagena que tenga fiscal de Bogotá y agente especial del Ministerio Público de Bogotá, con la virtualidad las dos entidades no cobrarían viáticos y gastos de desplazamiento de varios funcionarios, generando ahorro de millones de pesos del erario.

En materia penal se debe sacar de manera urgente a la Procuraduría del proceso, muchos cargos de sueldos elevados que pueden destinarse a labores que no violen la igualdad de armas dentro de la misma institución, no es una crítica a las personas, hay algunas maravillosas y garantistas, se trata de que es un entrometimiento al sistema penal con tendencia acusatoria, que desdibuja de manera clara y exagerada la igualdad entre las partes.

Lo mismo aplica a Medicina Legal hay que sacar cualquier injerencia que pueda tener la Fiscalía en esta entidad, mientras siga dependiendo de ella jamás podrá considerarse imparcial cualquier concepto que salga de allá y ni que decir de la urgente necesidad de crear una jurisdicción diferente a la Fiscalía que sea la que investigue a los jueces, mientras sea una de las partes del proceso la que pueda investigar, por no decir intimidar al juez, tampoco habrá igualdad de armas y por ende menos justicia o verdad.

Necesario es también mejorar la remuneración de los defensores públicos tan sacrificados y esenciales como maltratados económicamente.

Se debe procurar que cada municipio del país tenga un juzgado bien dotado y una Fiscalía en buenas condiciones, cada fiscal debe tener un asistente, de lo contrario será imposible disminuir la carga que tienen y por ende la justicia será cada día más lenta y la sensación de impunidad más grande.

Por último, creo vital reformar y dar más herramientas a los fiscales para realizar preacuerdos y principios de oportunidad, no se trata de desconocer el principio de legalidad ni mucho menos, pero sí de darle alguna flexibilidad respetando las víctimas. Como está hoy poco sirve y por esa rigidez, entre otras cosas, es que la Fiscalía debe llevar tantos casos perdidos a juicio, casi siete de cada diez procesos los pierde, estoy seguro que de darle más fuerza a la justicia premial ese índice se reduciría rápidamente y las personas verían una pronta y cumplida justicia.