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sábado, 30 de enero de 2021

Con optimismo renovado recibimos 2021, con las expectativas puestas en las vacunaciones masivas y un mejor panorama social para todos. No es para menos, por fin después de un año durísimo tanto para las familias como para la economía, vemos la luz al final del túnel materializada en dos palabras: “Nueva Normalidad” (New Normal).

La Nueva Normalidad desde una perspectiva práctica implica mantener en el mediano y largo plazo los principales aprendizajes que nos dejó el desafortunado virus del covid-19. Frente a los mismos, el compliance empresarial deberá ser capaz de dar una respuesta adecuada, generando programas adaptativos y más intuitivos, enfocados en la tecnología y la cultura empresarial.

A continuación, los principales pilares de la Nueva Normalidad y los retos que frente a ellos se exigen del compliance:

Primer pilar: Mayor y mejor uso de la tecnología para fundamentar las interacciones empresariales.

Retos: En un ambiente laboral telemático alejados de un punto físico común de trabajo, los esquemas de compliance deberán ser capaces de dar remotamente a los colaboradores formación suficiente para tomar decisiones autónomas en línea con la ley y las políticas de cumplimiento.

El código de ética, los manuales de gobierno corporativo y los fundamentos de ética deberán ser fácilmente asequibles a los colaboradores.

Las auditorías deberán poder tener acceso remoto a los computadores y celulares, dado que las empresas de avanzada evitarán volver al esquema presencial total.

Segundo pilar: Alternativas más económicas y sostenibles para nuestras empresas.

Retos: El cambio de proveedores por otros más económicos de un lado y el incentivo para conseguir nuevos clientes, deberán estar vigilados para tener un debido “Due Dilligence” de los nuevos “stakeholders” evitando eventuales sorpresas.

La reducción de costos está a la orden del día, a lo cual se verán limitados gastos de representación, viajes de negocios y donaciones; no por ello podemos descuidar la solidez de nuestro compliance. Puede que haya reducciones de personal en las áreas legales y/o de compliance al ser “operativas”; sin embargo, debemos garantizar la operatividad a través del apalancamiento tecnológico.

Tercer pilar: Nuevos modelos operacionales para mitigar riesgos no previsibles.

Retos: El cambio de personal implica la llegada de personas con diversas culturas corporativas, para quienes una cultura de ética empresarial puede no ser habitual. Por tal motivo, deberán definirse claramente los perfiles de cargo y una educación en línea mandatoria en ética empresarial.

El compliance y la auditoría deberán estar en línea con las necesidades de los nuevos tiempos, siendo herramientas aliadas de los procesos comerciales, manteniendo sanos estándares al momento de la escogencia de partners comerciales.

Un proceso claro de revisión de riesgos contractuales debe establecerse, con miras a mitigar los efectos de futuras dificultades económicas, sociales, políticas o también de salud.

La Nueva Normalidad será la regla general en los años venideros, debemos adaptarnos a sus características para mantener vigentes nuestros esquemas de compliance empresarial.