Carlos Góngora Celedón, Asociado de DLA Piper Martínez Beltrán

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  • Carlos Góngora Celedón

sábado, 10 de octubre de 2020

Se dice que con cada crisis surgen nuevas oportunidades, y la crisis económica y social actual del covid-19 no es la excepción.

Durante las dos últimas décadas se ha debatido sobre la digitalización de la economía, encontrando detractores que se resisten a aceptar la incursión de la tecnología en la cotidianidad humana.

Sin embargo, aun cuando esta era de economía digital supo abrirse paso ante la mirada incrédula de mercados que sucumbieron (ya todos conocemos los casos de Kodak y Blockbuster/Netflix) y otros que se adaptaron, dicha era nunca tuvo la oportunidad de presentarle al mundo su propuesta de negocio como sí lo han tenido las Fintech durante esa pandemia.

El término Fintech se refiere al ofrecimiento de servicios financieros a través de medios tecnológicos y digitales, que nace de la unión de las palabras Finance (finanzas) y Technology (tecnología), y es precisamente, por contar con ese factor tecnológico, uno de los sectores de la economía de mayor crecimiento durante una época en la que hemos notado como tareas que diariamente realizábamos de forma presencial, como hacer pagos y comprar el mercado, se han podido realizar fácilmente a través de nuestro celular o computador.

Lo anterior no ha sigo ignorado por el sector financiero, el cual ha aumentado su apuesta por el mercado Fintech a través de, entre otras, (i) la creación de billeteras y bancos digitales o (ii) la emisión de títulos 100% digitales a través de plataformas colaborativas (crowdfunding) que permiten financiar todo tiempo de empresas, y que se han ejecutado con gran éxito durante esta emergencia.

Esta digitalización cobra aún mayor sentido cuando se tiene en cuenta que el número de operaciones bancarias que se realizaron virtualmente en el primer semestre del año, representaron - por supuesto que apoyados en la coyuntura actual y de ahí su gran relevancia - una mayoría sorprendente de 74% de las operaciones bancarias que se realizaron en el país.

Dicho fenómeno social tampoco ha pasado desapercibido para la Unidad de Regulación Financiera (URF) que, a través del Ministerio de Hacienda, reaccionó rápidamente a las necesidades del mercado expidiendo el pasado 14 de septiembre (i) el tan esperado Decreto 1234 sobre el Sandbox regulatorio que permite a las entidades financieras y a cualquier otro interesado realizar pruebas controladas para la innovación y prestación de servicios financieros digitales, creando un ambiente propicio y seguro para el desarrollo de las Fintech, y (ii) el Decreto 1235 que, entre otros, aumentó los montos a los que podrán acceder las empresas a través del crowdfunding.

Sin duda alguna la expedición de los anteriores decretos y la gran prueba de realidad superada con éxito por las Fintech durante esta pandemia, han sentado las bases para que la Revolución Fintech no solo reemplace la manera habitual en la que se comporta el sistema financiero, sino que además, como cualquier otra revolución en la historia, dé inicio a un gran cambio social en el que las personas comúnmente marginadas del sistema financiero podrán por fin acceder al crédito y a los demás recursos del mercado en momentos tan necesarios para el desarrollo económico y social. Es el momento de invertir. ¡Ha nacido un nuevo mercado!

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