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lunes, 9 de noviembre de 2020

La capacidad de trabajar en equipos interdisciplinarios y la orientación hacia el servicio al cliente son dos de las más importantes

Una de las frases más recurrentes de este año debido a la pandemia es que “hay que reinventarse” pues las disrupciones que trajo la coyuntura a todos los ámbitos forzaron a las personas a aprender a hacer de una manera distinta lo que nunca habían cambiado. Esto, por supuesto, es también válido para el ámbito jurídico, donde ahora muchos se preguntan cuáles son las características y habilidades que debe tener un abogado para triunfar en la era digital.

Esta discusión no es nueva, pues el grupo cada vez más grande de personas y asociaciones que buscan, a través de las legal tech, promover cambios en la manera en que se ejerce la profesión y se accede a la administración de justicia, llevan años insistiendo en la necesidad de que los abogados sean digitales. ¿Pero eso qué quiere decir?

“Ser un abogado del siglo XXI implica, por ejemplo, saber manejar herramientas de trabajo remoto. Esto no es saber conectarse a una reunión a través de Zoom, sino manejar las herramientas que permitirían llevar adelante una oficina o departamento legal, en el gobierno o sector privado, de forma virtual”, explicó José Fernando Torres, director del capítulo Legal Tech del Centro de Estudios de Derecho Procesal (Cedep) y socio de Lexia Abogados.

Lo anterior, entonces, implica un manejo de herramientas cotidianas como son Word, Excel o PowerPoint, pero también tener todo el ambiente de trabajo digitalizado y al acceso de todo el equipo, por ejemplo, teniendo todo en la nube.

Torres, además, planteó una suerte de pirámide de habilidades que debe tener un abogado digital, donde el siguiente nivel implica la capacidad de construir cosas en el mundo digital, es decir, saber programar o diseñar una página web.

Finalmente, los abogados en la punta de la pirámide tienen un entendimiento profundo de los datos y la tecnología y pueden dialogar con profesionales de otras áreas, como pueden ser el gerente de producto digital o el arquitecto de TI.

Ese último resulta fundamental, no tanto porque se espere que los abogados hablen en términos de códigos informáticos, sino por su capacidad de trabajar en equipos multidisciplinarios que involucren varias áreas de conocimiento.

“Cuando las firmas van a contratar a especialistas en algún tema, por ejemplo laboral, se asume que tienen el bagaje jurídico que se requiere. Hoy en día, analizan más los factores diferenciales, como la capacidad de ofrecer valor agregado a través de soluciones innovadoras que tengan enfoques interdisciplinarios y estén orientadas al servicio al cliente”, explicó Fabián Urriago, cofundador de la Alianza Latinoamericana para la Innovación Legal.

La anterior es solo una de las habilidades blandas que caracterizan a los abogados digitales. Otra que resulta determinante tiene que ver con la capacidad de trabajar bajo la metodología de gestión de proyectos, es decir, cumpliendo con cronogramas y objetivos establecidos para evaluar el trabajo.

“Los abogados usan el esquema de trabajo y cobro por horas porque no siempre tienen claridad sobre los procesos completos, no conciben su actividad a través de metodologías de legal project management, que buscan que piensen en el ciclo completo de la gestión para la que están siendo contratados y establezcan unos cronogramas e hitos a cumplir”, agregó Urriago.

LOS CONTRASTES

  • José Fernando TorresSocio de Lexia Abogados

    “No se trata de saber conectarse a una reunión a través de Zoom, sino de manejar las herramientas que permitirían manejar una oficina de forma virtual”.

  • Fabián UrriagoCofundador de la Alil

    “Las firmas miran la capacidad de ofrecer valor agregado a través de soluciones innovadoras, interdisciplinarias y que estén orientadas al servicio al cliente”.

Todas estas habilidades, concuerdan los expertos, deben construirse sobre dos pilares fundamentales: un conocimiento profundo del derecho y la flexibilidad cognitiva, que no es otra cosa que la capacidad y disposición para aprender, desaprender y probar nuevas cosas. Esto último porque de nada sirve hacer inversiones en infraestructura tecnológica y herramientas digitales si no se implementan en el quehacer cotidiano para ejercer la profesión de una manera eficiente y que agregue valor.

“El derecho es una de las profesiones más estáticas y conservadoras que hay, en buena parte por eso el legal tech solo empezó a entrar con fuerza a raíz de la pandemia, pero hoy en día es fundamental que los abogados entiendan que deben valerse de herramientas de otras áreas, como el diseño, para realmente entender las necesidades de los clientes y ofrecer las mejores soluciones”, señaló Germán Flórez, presidente de la recién inaugurada Asociación Colombiana de Legal Tech (alt+co).

Sin embargo, el abogado digital debe recordar que no se trata de la implementación de tecnologías o metodologías innovadoras simplemente por hacerlo o decir que se está a la vanguardia, pues no se debe perder el foco de que lo más importante es resolver las necesidades de los clientes.

“La obsesión de las firmas en la actualidad es el servicio al cliente porque se presume que todas tienen los conocimientos jurídicos para hacer el trabajo, pero uno de los factores de decisión más importantes al momento de contratar es justamente ese”, concluyó Urriago.

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