Cambios en bufetes deben ir acompañados de nuevos retos
La salida de Eduardo Zuleta-Jaramillo de Gómez-Pinzón Zuleta con el objetivo de consolidar su propia firma de abogados, la llegada de los socios Diego Cardona y Nicolás Tirado a Philippi Prietocarrizosa Ferrero DU & Uría y la nueva apuesta de Posse Herrera Ruiz con la inmersión de Juan David Barbosa, Pablo Sierra y María Lucía Posada, son solo una muestra de tres de las cinco movidas entre bufetes con las que arranca el año. Reestructuraciones que significan, esencialmente, renovación.
Así como de una empresa se va un directivo o se cambia un empleado, en los bufetes también es necesario reinventarse de la mano del fortalecimiento de las áreas de práctica, valorando así nuevos talentos y nuevas experiencias. Esto, sin duda, enmarcará el camino que se tendrá en el futuro la firma. Y éste no solo debe ser un objetivo para potenciar lo que ya está hecho, sino para garantizarle a los clientes, a quienes cada vez tienen nuevas necesidades en el ámbito legal, la oferta y cobertura de los campos que, para algunas firmas, aún son desconocidos.
Me atrevería a decir que sin estas modificaciones, que cada cierto periodo se hacen necesarias, los bufetes podrían estar condenados a desaparecer. Y esto también depende de su estructura, por lo que la gestión y el manejo internacional deben estar coordinados. Las firmas de abogados son reconocidas en el ámbito legal por tener entre sus socios personajes que han sido emblemáticos para el país, tanto por los casos que han llevado sobre los hombros como por los cargos públicos, en la Rama Judicial, que han desempeñado antes de vincularse al sector privado.
Sin embargo, si aquellos bufetes de reconocidos abogados no evolucionan en sus áreas de práctica y en el fortalecimiento de su gestión, será difícil que perduren en el tiempo.
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