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  • Bloomberg

viernes, 27 de mayo de 2022

El país ha sido por mucho tiempo una de las economías más estables de la región, evitando impagos de deuda y otros traspiés ante entidades internacionales

Los colombianos acudirán a las urnas el domingo en medio de fuertes indicios de que el sentimiento antisistema que recorre América Latina podría llevarles a abandonar un modelo proempresarial y centrado en Washington al que se han adherido durante décadas.

El candidato presidencial Gustavo Petro, de 62 años, quien fuera guerrillero y posteriormente alcalde de Bogotá, ha aprovechado especialmente el anhelo de los votantes más jóvenes por un cambio radical, prometiendo gravar a los terratenientes ricos, volverse más ecológicos eliminando el petróleo y el carbón y restaurar lazos con el vecino Gobierno socialista de Venezuela.

Se espera que Petro obtenga el primer puesto, aunque no la mayoría, especialmente si su joven base no vota en gran número. Si eso ocurre, la atención se centrará en quien quede en segundo lugar para enfrentarlo en una segunda vuelta el 19 de junio.

El principal contrincante es Federico Gutiérrez, de 47 años, un conservador popular entre los colombianos de más edad y que defiende el modelo de libre mercado del país. Sin embargo, un aumento reciente en la popularidad de Rodolfo Hernández, un malhumorado hombre de 77 años que ha sido comparado con el expresidente de EE.UU. Donald Trump, podría establecer una segunda ronda entre dos populistas que quieren dirigir al país hacia una nueva dirección.

Hernández, empresario y exalcalde de la ciudad de Bucaramanga, ha ascendido con un mensaje sencillo: la clase política del país es un grupo de sinvergüenzas que deben ser destituidos y, en muchos casos, encarcelados. Era relativamente desconocido fuera de su provincia natal hasta 2018, cuando circuló un vídeo en el que aparecía abofeteando a un opositor.

Colombia ha sido durante mucho tiempo una de las economías más estables de América Latina, evitando impagos de deuda, hiperinflación y otros traspiés que han asolado a sus vecinos. Pero el aumento de la pobreza y el hambre durante la pandemia, y la poca popularidad del Gobierno del presidente Iván Duque, han intensificado el descontento entre los votantes.

Alrededor de una cuarta parte de los colombianos no come tres veces al día, frente a un 10% antes de la pandemia, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadísitica.

“Los votantes quieren un cambio drástico”, dijo la colombiana Muni Jensen, analista política con Albright Stonebridge Group en Washington. “Lo ves en toda la región, donde se han elegido Gobiernos tanto de izquierda como de derecha, así que no es necesariamente un impulso ideológico, es descontento con el sistema político”.

El año pasado, el país se vio sacudido por semanas de disturbios que dejaron decenas de muertos. En un principio fueron detonados por un intento de subir los impuestos, pero se convirtieron en un movimiento de protesta masivo contra la brutalidad policial, la corrupción y la desigualdad, entre otras quejas.

Las elecciones son seguidas de cerca por los inversionistas luego de que los vecinos andinos de Colombia, Perú y Chile, eligieran el año pasado a presidentes de izquierda antisistema. La autoridad electoral colombiana prohíbe la publicación de los datos de las encuestas a una semana de las elecciones.

Modelo económico

Jensen añadió que, dado que Hernández aprovecha la sed de cambio al mismo tiempo que apela a aquellos asustados por el pasado e ideología de Petro, probablemente tendría más posibilidades que Gutiérrez en una segunda vuelta.

Petro dice que quiere acabar con un modelo económico basado en el petróleo y el carbón, que actualmente representan cerca de la mitad de las exportaciones del país. Ha prometido detener la concesión de licencias de exploración petrolera y despedir a la mayor parte de la junta directiva de Ecopetrol SA, la petrolera estatal, y empezar a convertirla en una productora de energía limpia.

También quiere aumentar los aranceles para proteger a los agricultores y a la industria local, y ha prometido garantizar un puesto de trabajo en el sector público a cualquier persona que esté desempleada.

Sus comentarios y su creciente popularidad han alarmado a muchos inversionistas, y el costo de asegurar los bonos en dólares del país contra el impago ha superado al de Brasil este año, pese a que Colombia tiene una mejor calificación crediticia.

Gutiérrez, por su parte, dice que dirigirá un Gobierno amigable con los inversionistas, tomará medidas contra la delincuencia e impulsará el gasto en la red de carreteras rurales y la educación preescolar. Pero es percibido como alguien que quiere preservar el sistema actual en un momento en que muchos colombianos quieren derribarlo.

Aliado de Estados Unidos

El deseo de cambio tiene su origen en la incapacidad del establishment para frenar el aumento de la pobreza, dijo Gabriel Silva, exministro de Defensa y embajador en Washington.

Colombia ha sido durante mucho tiempo el aliado más fuerte de EE.UU. en la región, pero si Petro gana, Washington ya no podrá dar por sentada esa relación, dijo Silva.

Desde Davos, Suiza, se le preguntó al exministro de Hacienda de Colombia, Mauricio Cárdenas, su impresión al respecto. “Es una elección muy polarizada y no se trata de moderación, no se trata de hacer promesas y propuestas sensatas sobre la reforma. Se trata de quién es el más audaz, hablando de los mayores aumentos en el presupuesto, de los mayores programas sociales, que hoy son inasequibles para Colombia”, dijo en el marco del Foro Económico Mundial.

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