La indolencia también frustra los procesos de paz
A pesar de las múltiples denuncias realizadas en los medios de comunicación del país, las condenas internacionales a directivos que trabajan con asbesto y que por negligencia han matado a más de 3.000 personas, las alertas de la OMS y la OIT, la prohibición en 56 países industrializados del mundo, los llamados de atención del Parlamento Andino, Banasbestos y nomasasbesto, los casos reportados de víctimas y la apertura de una mina en el Departamento de Antioquia; esta semana se oficializó con tristeza un nuevo caso de mesotelioma en el país, esta vez a causa de la exposición a asbesto en pastillas para frenos.
Según Global Union, Asociación sindical suiza que representa a más de 20 millones de trabajadores en el mundo, en Colombia mueren al año más de 320 personas a causa del mesotelioma, cáncer producido por exposición al asbesto. Alcira Forero, una asistente administrativa de un taller de autopartes es hoy otra de las víctimas serias de este cáncer. Su ARP Colmena no ha reconocido su enfermedad como laboral y ella, una víctima más de nuestro extraño sistema de salud, ha tenido que costear sus tratamientos mientras su cuerpo sufre los cambios de esta penosa enfermedad.
Sin conocer sus peligros, Alcira Forero realizaba sus labores bajo un ambiente de contaminación mortal, en donde estuvo expuesta durante todo el tiempo a diferentes materiales con los que trabajaba el taller de mecánica donde se desempeñaba como asistente administrativa. Dado que el principal servicio prestado de esta empresa era el mantenimiento de frenos (cambio de pastillas, remaches y optimización de bandas, cambio de hojas y rodamientos, entre otros; el polvo de asbesto se iba incubando sin saberlo en sus pulmones.
Años más tarde y luego de serías complicaciones en su salud para caminar, respirar y realizar alguna labor y después de muchos dictámenes profesionales, los especialistas concluirían a través de una biopsia realizada el 25 de agosto de 2011 en el Hospital San José, un mesotelioma pleural derecho obtenido por la exposición directa con esta fibra mortal.
Por más de 13 años y 5 meses en donde realizó los aportes correspondientes a su ARP Colmena, AFP ISS y EPS Colmedica, la señora Forero, adquiría sin saberlo esta penosa enfermedad que según la Organización Mundial de la Salud mata a más de 110 mil personas en el Mundo. El panorama no ha sido muy alentador para esta colombiana; según lo manifiesta y a pesar de que su EPS consideró que el origen de la enfermedad obedece a la exposición del Amianto o Asbesto, y de acuerdo a los resultados emitidos por el Departamento de Genética Humana del Hospital San Ignacio, en donde se confirma que el origen de su enfermedad es de carácter profesional; su ARL Colmena apeló el dictamen, el cual según Junta Nacional desacredita dicho carácter y lo simplifica a una enfermedad común.
La situación en Colombia se ha tornado muy delicada sobre todo para las víctimas. A pesar de las denuncias, de las pruebas técnicas y científicas, y de los dictámenes médicos, algunas administradoras de salud y justicia no se han apersonado de esta realidad que hoy podría involucrar según la OMS a más de 125 millones de personas en el mundo.
Las cifras que se consideran espeluznantes según Banasbestos, se han incrementado a pesar de todas las alarmas internacionales en el mundo. Ni las condenas multimillonarias a favor de las víctimas, ni las condenas a Directivos de empresas que trabajan con este material, ni los pronunciamientos de Organismos Internacionales dedicados a defender la salud, el medio ambiente y los trabajadores, ni los casos como el de Rafael Mayorga, Luis Mayorga y Alcira Forero han sido suficientes para que en Colombia, un país que lucha por los altos estándares de innovación, fortalecimiento económico, defensa de la vida y medio ambiente, se hayan tomado medidas para erradicar totalmente la extracción, producción y comercialización con esta fibra mortal.
Desde este espacio nos hemos comprometido con las víctimas de esta penosa enfermedad, intentando ayudarlas a través de medios de comunicación, médicos y abogados a que sus casos sean escuchados y defendidos en vista de posibles ausencias. Es necesario generar una conciencia permanente con el Gobierno nacional, las carteras de medio ambiente y salud pública para que sean oídas estas voces y logren erradicar de pleno esta fibra mortal en Colombia.
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