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lunes, 8 de febrero de 2021

Con alguna frecuencia leo temas relacionados con apuestas y fútbol pues considero que son incompatibles o al menos generan muchísimos problemas sobre todo para el fútbol. No estoy en contra de las apuestas, simplemente creo que se deben separar del fútbol de manera rigurosa.

Adicionalmente porque son los jugadores quienes soporta la parte mas complicada de toda la reglamentación y son estos quienes han sido sancionados por problemas. Los ingleses, creativos en estos temas se inventan apuestas insólitas en temas como el color del sombrero de la reina en algún evento o en época de cónclave el nombre del futuro santo padre.

Las apuestas tradicionales de marcador final, ganador o empate están alejadas de la cantidad de juegos que tiene un partido cualquiera; goles, nombres, tiempo de realizado y otros mas exóticos, saques de esquina o saques de banda y por supuesto tarjetas. Todas estas tienen que ver con el partido y si bien hay algunas que pueden ser manipuladas por algún jugador individualmente considerado, una tarjeta amarilla al minuto 90 no tiene mayor problema para el sancionado ni para el equipo y puede ser lograda de manera voluntaria para manipular el resultado de una apuesta. Solo este hecho me parece complejo, pero repito, no afecta el resultado final del partido.

Para esta época y a mitad de año las casas inglesas abren apuestas sobre posibles transferencias de jugadores de un club a otro. Igualmente existen sobre convocatorias a la selección y otros eventos importantes, de futbolistas, y equipos que nada tienen que ver con un partido específico. Los jugadores como cualquier persona hablan, tiene grupos en redes sociales y en círculos allegados comentan su trabajo, más aún con lo atractivo que resulta para los no futbolistas todo lo que tiene que ver con la carrera de uno de estos.

La Federación inglesa de fútbol ha sancionado dos jugadores, Daniel Sutrridge y Kieran Trippier por proporcionar información sobre los cambios de equipos que ellos iban a realizar. Y viene mi duda; ¿un jugador, generalmente menos de 25 años no puede hablar con su familia, con sus amigos o con cualquier persona que le merezca la suficiente confianza, sobre su futuro? Me parece increíble sancionar a un deportista porque comenta, en reuniones familiares, a sus hermanos, padres o amigos, su situación laboral. Evidentemente es información privilegiada que puede afectar a las casas de apuestas. Pero sancionar al jugador por este motivo con altas multas y largos períodos de tiempo sin poder jugar me parece aberrante.

Como siempre, los principales implicados serán los jugadores; dudo mucho que se inicien investigaciones como la de estos dos futbolistas en contra del presidente de un club que al igual que los jugadores tienen amigos que les apasiona el fútbol y preguntan.

No se puede sancionar una persona por hablar con la familia; no hablo de manipular un partido, de cometer una falta con el único propósito de ser sancionado con una tarjeta amarilla o peor aún de entregar un partido, faltas que deben ser sancionadas con todo rigor, pero conversar sobre el trabajo es uno de los temas recurrentes en cualquier comedor en una casa de familia.

Estas y muchas otras sutilezas me permiten afirmar que el fútbol se debería alejar de las casas de apuestas, las sanciones a los jugadores mencionados no se hacen para preservar la transparencia del juego, nada tienen que ver y por el contrario ayudan a las casas de apuestas a ellas si, manipular el fútbol.