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miércoles, 25 de septiembre de 2019

Es probable que usted esté revisando esta columna, que haya colgado a la nube sus archivos, utilizado la banca virtual para pagar sus servicios, que se haya transportado, haya hecho mercado y esté esperando su almuerzo, todo sin salir ni necesitar más que un teléfono inteligente.

Todas estas tareas cotidianas habrían podido tomar varias horas hace algunos años, necesitar de varios intermediarios y no haber tenido la misma efectividad; sin embargo, se ha hecho más común escuchar sobre la cuarta revolución industrial “4RI”.

Para muchos, la 4RI es un asunto que implica exclusivamente uso de tecnología y remplazo de habilidades humanas por robots, inteligencia artificial, internet de las cosas, Big data, entre otros, lo cual ha generado detractores por considerar el remplazo de personas por máquinas y una sobrexposición de limitaciones laborales para los sectores más tradicionales del mercado o personas que (por diversas causas) no se han relacionado con el medio tecnológico, generando desigualdad.

Las premisas anteriores tienen argumentos válidos, sin embargo, la 4RI tiene la función de mejoramiento continuo en las interacciones personales fortaleciendo lo que se conoce como habilidades blandas (fortalezas de comunicación, interacción, atributos de carácter social que refuerzan atributos como la inteligencia emocional, empatía, creatividad, cortesía, flexibilidad, ética, responsabilidad, trabajo en equipo, entre otros).

Lo antedicho crea la necesidad de capacitar a los profesionales en estas interacciones; valga la pena anotar que la inteligencia artificial o cualquier tecnología -hasta ahora- no puede generar habilidades blandas y que su función es realizar trabajo mecánico para dejar a las personas desarrollar sus habilidades humanas.

Para nuestro campo (el jurídico) hay retos sobre los cuales es importante profundizar. Este espacio propone una revisión superficial de algunos para abrir un debate multidisciplinario. Empecemos por reiterar que la profesión y su ejercicio no han evolucionado en su aprendizaje, ejercicio o aplicación; se necesitan muchas personas ejecutando tareas mecánicas con productos poco amigables (son poco claros, inducen al error y en suma se requiere de un abogado mediando para interpretar su contenido) el sistema jurisdiccional es, los costos transaccionales elevados, la normatividad desconoce necesidades reales y hay medidas que desarrollar la automatización industrial, entre otros aspectos.

Según el World Economic Forum, los retos que vienen con la 4RE son gobernanza ágil, empleo y habilidades, desigualdad, innovación y productividad, fusión de tecnología, disrupción empresarial, seguridad y conflictos, y, por último, ética e identidad.

En resumen, el campo de acción es en dos vías: una, permitir el crecimiento e implementar eficientemente la 4RI en la sociedad, y otra motivar el uso de herramientas para mejorar el servicio jurídico. Para la primera (contando las dificultades que se han planteado), se debe revisar la legislación laboral, protección al consumidor y normas que desarrollan temáticas relacionadas con servicios; para la segunda, es importante trabajar desde la academia, formando abogados multidisciplinarios que se enfoquen en la experiencia de los usuarios para gestar abogados que no temen a la automatización, sino que, antes bien, la aprovechan para focalizar habilidades generando un servicio mejorado.