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martes, 17 de diciembre de 2019

Cuánto desconocimiento de nuestro derecho se ve en Colombia. Me van a perdonar varios amigos, pero antes de proponer proyectos de ley en materia penal deberían conocer el derecho aplicable y la legislación vigente.

Muchos obran de buena fe, otros para llamar la atención y no pocos por populismo, sin tener en cuenta una política criminal clara. Algún congresista me podrá explicar, ¿cómo decide que un delito tenga cuatro años de pena mínima y no tres? ¿De dónde sacan esta cifra? ¿En dónde están los estudios para definir los mínimos y máximos de la sanción respectiva? Jamás un proyecto de ley o exposición de motivos en este siglo ha tenido esa explicación y realmente la sanción penal, que cumple un papel definitivo en temas de prevención, de resocialización, de restauración, sin ella pierde su sentido.

Por esa falta de análisis, es que los encontrados culpables de un delito salen a la calle sin comprender por qué ni para qué estuvieron detenidos, contribuyendo esto a la reincidencia. Así mismo, la pena fijada marca los límites objetivos por los que un fiscal pide a un juez una medida de aseguramiento, para que proceda la restricción de la libertad los delitos imputados deben tener pena mínima de cuatro años, y la mayoría la tienen ¿por qué? ¿Cuál es la razón por la que la mayoría de los delitos tienen una pena mínima igual o superior a 48 meses?

Nadie sabe, nadie puede explicar por qué se llegó a esta cifra, lo que desde el inicio deja ver lo injusto e indigno de la privación de la libertad en muchos casos en Colombia.

Entonces, ¿cómo vamos a celebrar que se aprobó, en cuarto debate, la prisión perpetua para delitos sexuales, sin antes establecer cómo va a disminuir esto el ataque censurable y deleznable contra la niñez, que es el fin perseguido? Solo se vende la idea de la obvia maldad del criminal, pero el discurso de protección del menor se torna vacío al no tener sustento, aún con la aprobación de la pena perpetua el menor seguirá indefenso, las cárceles llenas y el peligro de depredadores sexuales latentes en la calle.

Las penas señores legisladores, o los delitos, no deben buscar el aplauso de la tribuna para volverse ley, deben procurar ser eficaces y proteger el bien jurídico, resocializar y prevenir. La cadena perpetua, como lo han dicho las últimas comisiones asesoras de política criminal, no cumple esas finalidades.

Entre tanto desierto encontramos buenos proyectos como el del representante Enrique Cabrales que busca bajar un poco el terrible e inhumano hacinamiento carcelario que existe hoy en Colombia y dar alternativas de detención dándole más fuerza a la fianza y a las colonias agrícolas, o el proyecto del representante José Daniel López que busca meritocracia en la elección del fiscal, sin mayores límites al derecho constitucional de postulación que tiene el Presidente. Ojalá estos proyectos cobren fuerza y otros sigan el ejemplo de buenas propuestas a discutir.

Por favor hagamos leyes que sirvan al ciudadano, que le solucionen sus problemas, no repitamos normas que ya existen o aumentemos penas porque sí. La política criminal empieza por el Congreso, que debe tener en cuenta la realidad, el por qué y para qué del derecho penal. No más populismo, no más improvisación al legislar ¡por favor!