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lunes, 19 de mayo de 2014

La carencia que afecta a muchos hogares vulnerables por un lado, los altos costos de la energía convencional y la oportunidad que existe dentro de las denominadas energías limpias y /o renovables, me llevaron a estudiar y a concretar en un proyecto de ley las posibilidades normativas que dieran viabilidad al aprovechamiento de la diversidad energética y a un trato más amable al medio ambiente, con una estructura de costos razonables e incentivos fiscales, para resolver de raíz un problema que daña la calidad de vida de millares de compatriotas pobres.

En el Senado de la República y en la Cámara de Representantes se dieron el trámite y los debates de rigor, para las aprobaciones respectivas en las comisiones y plenarias citadas. La iniciativa de mi autoría fue enviada a la Casa de Nariño para la sanción correspondiente. La Presidencia de la República hizo observaciones que fueron acogidas por el Congreso, para regresar la ley a la firma del Jefe del Estado. Cubierta la formalidad legal y constitucional, nos ubicamos a las puertas de una decisión histórica.

En efecto, el pasado 13 de mayo teniendo como marco la cumbre con gobernadores y alcaldes de la Costa Caribe colombiana, el Presidente de la República Juan Manuel Santos Calderón firmó la ley 1715, “por medio de la cual se regula la integración de las energía renovables no convencionales al sistema energético nacional”.

El objeto de la ley es “promover el desarrollo y la utilización de las fuentes no convencionales de energía, principalmente aquellas de carácter renovable, en el sistema energético nacional, mediante su integración al mercado eléctrico, su participación en las zonas no interconectadas y en otros usos energéticos como medio necesario para el desarrollo económico sostenible, la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y la seguridad del abastecimiento energético. Con los mismos propósitos se busca promover la gestión eficiente de la energía, que comprende tanto la eficiencia energética como la respuesta de la demanda.”

Un aspecto importante de la ley es que “como fomento a la investigación, desarrollo e inversión en el ámbito de la producción y utilización de energía a partir de FNCE (Fuentes No Convencionales de Energía), la gestión eficiente de la energía, los obligados a declarar renta que realicen directamente inversiones ei1 este sentido, tendrán derecho a reducir anualmente de su renta, por los 5 años siguientes al año gravable en que hayan realizado la inversión, el cincuenta por ciento (50%) del valor total de la inversión realizada”. El valor a deducir por este concepto no podrá ser superior al 50% de la renta líquida del contribuyente antes de restar el valor de la inversión.

Actualmente la capacidad de las centrales de generación para atender la demanda de electricidad del país se divide entre un 65 por ciento hidráulica (9.795 megavatios -MW), 33 por ciento térmica (4.889 MW a partir de gas, acpm y carbón) y solo 281 megavatios de otras fuentes de energía. Hay amplio campo para las fuentes no convencionales.

La idea es que podamos incorporar fuentes alternativas renovables al modelo de generación de energía, sin que incurramos en sacrificios de confiabilidad y competencia, como lo ha explicado la Presidencia de la República desde la sanción de la ley en Cartagena.

Desde hace algunos meses se evalúa cómo apoyarnos en estas fuentes renovables no convencionales para que más colombianos tengan acceso a la energía, en particular, en zonas no interconectadas, lo cual está pendiente de los resultados de un estudio cofinanciado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Es urgente encontrar en las energías alternativas las soluciones que requerimos porque el Sistema Interconectado Nacional (SIN) solo cubre el 48,1 por ciento del territorio del país, así atienda al 95 por ciento de la población.

Me satisface haber presentado esta ley, agradezco al honorable Congreso de la República su aprobación y el apoyo brindado por el Gobierno Nacional para su expedición final, porque se trata de un avance importante en el desarrollo y aplicación de tecnologías alternativas de producción de energía, que al funcionar con recursos renovables ayudan a solucionar el problema de la crisis energética del país y a contribuir a un medio ambiente más limpio.