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jueves, 3 de noviembre de 2016

Los resultados del Reporte de Inclusión Financiera de 2015 y el Informe de Inclusión Financiera de Asobancaria de 2015 demuestran que las medidas funcionan. 

Pero todavía falta un esfuerzo que permita decir que la inclusión es una realidad. Todavía existen barreras para sectores económicos y de la población más vulnerable.

Una solución, por un lado, es la creación de un incentivo para reducir costos en los servicios y trámites usuales para la población vulnerable. Por otro lado, la implementación de políticas para la educación financiera. 

Es cierto que las personas en estado de vulnerabilidad en un principio no necesitan de los servicios financieros. Sin embargo, a corto plazo se verán beneficiadas al ingresar a la base de datos del sector. A largo plazo, tener acceso a microcréditos, reducción de la desigualdad, mejor manejo de la economía familiar y una educación financiera.

El incentivo debe ir dirigido a reducir costos en la utilización de los servicios financieros y bancarizar actividades cotidianas. Las medidas no generan disminución en los ingresos de los bancos puesto que aumenta el número de usuarios. 

La reducción de costos en los servicios generará un aumento de los depósitos. Esto, crearía mayores recursos para créditos, mayor inversión o consumo de los particulares y crecimiento de la economía. 

La mejora también se verá en el aumento de microcréditos, de la formalización de la economía y en la reducción de la evasión tributaria y control de las operaciones ilícitas o simuladas.

Actualmente la bancarización puede retrasar o acelerar el desarrollo y el crecimiento económico de un país. Adicionalmente, logra que la transmisión de las políticas monetarias sea más fácil, reduce los costos de asimetría de la información y aumenta la base gravable.

En estos momentos todavía existen aspectos por mejorar en nuestros procesos de bancarización: generar mayor inclusión en la población adulta; mayor interés en los sectores vulnerables, y una regulación que haga obligatoria la utilización de los servicios financieros en algunos aspectos de la vida diaria, son algunos de ellos.

No obstante, también hay avances que vale la pena mencionar. Estos se reflejan en la protección de los consumidores financieros, mayor presencia de la banca en los municipios y el aumento de los créditos para pequeños capitales.

Estos avances podrán seguir aumentando e incluso combinarse con los que ya he mencionado. Basta con que se implemente una política de bancarización bien pensada, que como ya lo mencioné, se enfoque en ofrecer incentivos reales a los sectores vulnerables.