Bajo esta premisa, colocamos la mirada en cuán ético e íntegro es este sector frente al manejo de recursos y la forma de negociar y operar, para encontrarnos con que las transacciones económicas entre los consorcios y los gobiernos, es lo primero que las empresas tienden a proteger como información confidencial, así lo revela un estudio realizado por las firmas Transparency International y Revenue Watch Institute.
También es conocido que dentro del ciclo E&P la magnitud de los contratos de operación y servicios se mueven en diferentes órdenes llegando a tocar las decenas y cientos de millones de dólares.
Todo lo anterior genera condiciones en las cuales si los valores y principios de las empresas y los individuos que las conforman no son suficientemente sólidos, arraigados y reconocidos como un tesoro que no tiene precio, se terminan generando eventos lamentables de corrupción que enlodan la industria, afectan la imagen e integridad de empresas, generan consecuencias penales a los individuos y aún más grave acaban con la reputación de todos los involucrados. Lo peor de todo es que algunas sociedades están terminando por aceptar que las dádivas, coimas o pagos por “favores recibidos” es algo normal y aceptable, ya que todo se vale para surgir en una sociedad en donde el que más poder económico tiene es el más reconocido y exitoso.
¿Pero por qué seguimos viendo casos de corrupción?, quizá se deba a los códigos de ética que adoptan las empresas petroleras, que en el caso de Colombia se usan más como un refuerzo disciplinario y no van más allá de la primera y segunda generación de derechos humanos. También, la motiva el alto grado de impunidad existente ante los casos denunciados y probados, lo cual envía el errado mensaje de que no hay consecuencias negativas al tomar el riesgo de cometer delitos que son altamente lucrativos.
De hecho, otro estudio denominado “Forma y contenido de los códigos de ética de empresas petroleras en Colombia”, revela que los códigos insisten en el cumplimiento de la ley; sin embargo estas siguen siendo medidas de carácter correctivo más que acciones de prevención y promoción.
Sin importar en qué fase se encuentra la falencia que genera actos de corrupción en la industria petrolera, o incluso si alguien lo atribuyera a la “viveza criolla”, hechos de esta naturaleza deben seguir siendo rechazados y denunciados, con el objetivo firme de preservar su futuro y el buen nombre.
En tal sentido Acipet hace 5 años, junto al Consejo Profesional de Ingeniería de Petróleos, Cpip, crearon la Comisión de Ética, que divulga permanentemente el código de ética del ingeniero de petróleos y ha colocado el programa Iriss- Iniciativa de la Responsabilidad Individual Social Sectorial, como una de sus banderas para contribuir a la creación de bases sólidas en los individuos con las cuales se puedan combatir todas las formas de malas prácticas e ilegalidad que atenten contra el entorno social y ambiental, con base en la normatividad expedida en la Ley 842 de 2003, que establece claramente los deberes, los derechos, las prohibiciones, inhabilidades y las sanciones aplicables a este ejercicio profesional.
Invitamos a toda la comunidad petrolera para que se una en torno al cumplimiento de los principios que la integridad y la ética nos obligan como miembros de un sector clave de la economía nacional, a rodear y fortalecer nuestra Comisión de Ética y a denunciar todos los hechos e individuos que le están haciendo un gran daño a nuestra imagen y a nuestra estabilidad moral a todo nivel.
¿Quiere publicar su edicto en línea?
Contáctenos vía WhatsApp