Existen varios tipos de fascitis, pero de manera general, el principal síntoma es un dolor fuerte en la planta del pie o en el talón, que se puede incrementar en la mañana al levantarse, pero que va pasando poco a poco. En casos extremos también se siente el dolor estando en reposo y se podría extender hasta el tobillo o incluso los dedos de los pies. El examen y el diagnóstico para esta lesión es muy sencillo: cuando el dolor es intenso se recomienda tomarse radiografías para descartar otro tipo de lesión, pero por lo general no es necesario recurrir a este tipo de exámenes.
El tratamiento para la fascitis plantar es simple y muy efectivo, y el tiempo de recuperación dependerá del metabolismo de cada corredor. Algunos se recuperan en pocos días con simple descanso, mientras que otros (si la lesión se prolonga por meses) recurren a terapias muy rigurosas que pueden incluir antiinflamatorios y muchos ejercicios de estiramiento.
Un método muy efectivo es colocar el pie sobre una botella fría, hacerla rodar hacia adelante y hacia atrás como si se tratara de un masaje: hacer pausas, estirar y continuar nuevamente. Este será un excelente ejercicio para después de entrenar o caminar, así el dolor irá disminuyendo poco a poco. Tampoco se debe entrenar en terrenos difíciles y evitar los terrenos irregulares.
Debemos utilizar los mejores tenis posibles; que tengan muy buena amortiguación. Para estos casos, los tenis con el talón un poco elevado reducen la tensión sobre la fascia plantar. Se pueden utilizar plantillas ortopédicas y algunos vendajes con el fin de amortiguar el impacto al caminar. Los vendajes ajustan el pie asegurando que la pisada sea más adecuada y que no se realicen movimientos inadecuados repetitivos.
Con estiramientos, buen fortalecimiento y un plan de entrenamiento guiado, las posibilidades de lesiones se minimizan considerablemente.
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