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OPINIÓN

Un consumidor individualmente conectado a una ficción realista

29 de noviembre de 2014

Canal de noticias de Asuntos Legales

El consumo individualmente conectado: La  aparición del internet  permitió  el acceso a la información fácil, rápido y gratis,   globalizó los fenómenos  locales y conectó a las personas, posiblemente dejando atrás a la familia como eje  principal de las relaciones.  Hoy todo puede pasar por una red social. Cada vez es más fácil contactarse  por una imagen  que por una conversación personal. Las imágenes “espontáneas”  o lo visual adquieren gran relevancia  a la hora del consumo. Y las opiniones pueden ser potentes independientemente de donde vengan.   Hoy el teléfono móvil es una fuente de entrenamiento inmensa y gratuita,  en muchos casos. 

La riqueza está dentro de las personas: se replantearon las fuentes  de riqueza y bien común,    que  estaban fundamentadas   en tres ejes, la tierra o propiedad,  el dinero  y  el conocimiento.  Para  unos nuevos consumidores  estos ya no es perdurable  y para otros se  volvió inalcanzable.   

En esta medida  el individuo en sí mismo y su  bienestar, cualquiera que sea,  se vuelve el eje del consumo.   Hoy en día aparecen nuevas fuentes de riqueza como   la capacidad de atreverse,   de relacionarse y de  imaginar. Todas  y cada una  ellas  están asociadas  a  las personas  y no  a las instituciones.

Lo quiero, lo puedo  tener: el esfuerzo para acceder a los bienes y servicios  ha disminuido  sustancialmente, hoy  es más común la expresión  “lo quiero y lo tengo”.    En esta medida,  el concepto de bienestar no se ve representado en el bien común sino en el individual.  

No creo lo que me dicen las marcas/ compañías:   las nuevas generaciones  no creen   en primera instancia lo que las  empresas comunican. Los líderes de opinión “populares” tienen cada menos  aceptación,  les dan más valor a sus pares “cercanos y expertos”. Las marcas se construyen cada vez con hechos respaldados con historias e imágenes, y menos con palabras.  

La ficción realista:  el consumidor ya es consciente que lo inverosímil está en el día a día. La realidad es la nueva ficción. El acceso a la información  y las crisis de las instituciones  derrumban constantemente los supuestos. 

Lo anterior ha llevado a tener un consumidor más individual, pero más humano, que a través  de la conexión con otros se conoce a sí mismo.  Aunque pensemos que somos únicos, tenemos muchas cosas en común,   una de ellas: estamos en búsqueda de marcas y empresas más humanas,  que sigan entregando propuestas de valor.  

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