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  • Colprensa

domingo, 31 de marzo de 2019

El caso que ha sido tan polémico regresa hoy a los estrados del Complejo Judicial de Paloquemao

El caso Odebrecht regresa hoy a los estrados del Complejo Judicial de Paloquemao y la decisión que se espera puede ser trascendental en el escándalo de corrupción que sacudió varios países del hemisferio y que en Colombia ha salpicado a empresas, emporios económicos, políticos y mandatarios regionales. José Elías Melo, el expresidente de Corficolombiana, escuchará al juez 14 de conocimiento que decidirá si es o no culpable de los delitos que le endilgó la Fiscalía.

La decisión se tomó muy rápido. En los pasillos de Paloquemao, este juez es conocido por su práctica forma de trabajo ya que a la par que va escuchando a los testigos va tomando las notas que le ayudarán a perfilar su decisión. Mientras otros funcionarios de despacho se toman varias semanas para su veredicto, el juez 14 procura proferir fallo de manera rápida. De hecho, los alegatos finales se realizaron los pasados 21 y 22 de marzo.

Para la Fiscalía, Melo Acosta tuvo conocimiento del pago de US$6,5 millones en sobornos que se giraron para la adjudicación del segundo tramo de la Ruta del Sol. Por ello le imputaron cohecho por dar u ofrecer e interés indebido en la celebración de contratos, hechos que habrían sucedido en mayo de 2009, es decir un año después de que Melo asumió las riendas de la empresa del Grupo Aval.

Melo fue vinculado al proceso en 2017. En agosto de ese año el juez segundo de garantías ordenó su reclusión en La Picota, pero en enero de 2018 el juzgado 65 revocó la decisión y el exempleado de Corficolombiana asumió su defensa en libertad. Ese año transcurrió sin mayores novedades y solo hasta enero de este 2019 se inició la etapa final de su juicio.

Los primeros en declarar fueron tres protagonistas en este entramado y conocidos como los Luizes: Luiz Antonio Mámeri, exdirector de Odebrecht para América Latina y Angola; Luiz Eduardo Da Rocha, del departamento de Operaciones Estructuradas, y Luiz Antonio Bueno Júnior, presidente para Colombia de la firma.

Vía videoconferencia, y bajo la gravedad de juramento, Bueno Júnior habló de las reuniones que sostuvo con el entonces viceministro de Transporte del gobierno de Álvaro Uribe, Gabriel García Morales, en un apartamento del norte de Bogotá y luego de los encuentros que sostuvo con Melo Acosta en la sede de Corficolombiana. De uno de ellos, reveló que se dio parte de los acuerdos a uno de los directivos del Grupo Aval.

“En cuanto yo aguardaba al doctor José Elías Melo tuve una conversa rápida con Gustavo Ramírez (vicepresidente de Corficolombiana) y le comenté lo que había pasado en la noche anterior y al final de la conversa le mencioné del acuerdo con Gabriel Ignacio y él dijo que le iba a dar conocimiento a Luis Carlos Sarmiento Jr.”, precisó Bueno.

La Fiscalía le contrapreguntó que por qué en la denuncia no mencionó el episodio con Ramírez a lo que el testigo insistió que se trató de una conversa rápida.

Las reuniones a las que hizo referencia ante el estrado tenían como fin coordinar el pago de la millonaria suma antes mencionada la cual se hizo, de acuerdo con la tesis de la Fiscalía, a través de contratos ficticios con una firma española llamada DCS Managment, cuyo representante era Juan Lago Novás, y se usó el sistema bancario de Andorra para tramitarlos.

En esa tanda de declaraciones, se conoció que el Departamento de Operaciones Estructuradas de Odebrecht fue la dependencia de la firma brasileña que se creó para hacer una serie de pagos no contabilizados y que tenían como destino, no solo beneficiarios colombianos, sino de varios países. Así lo confirmó el propio Da Rocha quien añadió en ese entonces que su papel fue el de tramitar el pago que se le hizo García Morales y que cuando lo hizo sabía que se trataba del pago de una coima.

Ante el estrado también habló el propio García Morales, condenado por este escándalo, quien reconoció que tras varias reuniones con Luiz Antonio Bueno, en la que el extranjero contó el interés de la firma en ciertos proyectos de infraestructura nacionales. “empezó su degeneramiento moral”.

En su relato, el exviceministro mencionó que nunca se habló de la palabra “soborno” como tal, sino que para no mencionarla se mencionaba como “créditos no reembolsables”. La primera vez que tocaron el tema, a García le propusieron dos millones de dólares, pero asegura que en ese momento dijo que no.

En el proceso también fueron citados los hermanos Ghisays Manzur, Eduardo y Enrique. Este último fue quien prestó su nombre para que en la banca privada de Andorra se creara una cuenta en la que depositaron los dineros con los que se pagó la coima. Quien involucró a Ghisays fue el propio García Morales con quien tenía una relación de amistad y de negocios de años.

Así se hizo el pago

Los pagos se hicieron fraccionados conforme lo dijeron los exdirectivos brasileños, pero manifestaron que no recordaban, de manera puntual, cómo se giraron. Quien sí lo tenía claro era Ghisays quien dijo que el dinero fue entregado entre marzo y septiembre de 2010.

“El 2 de marzo consignaron dos millones de dólares y el 8 de ese mismo mes, US$500.000. A finales de abril, pagaron US$2,5 millones y entre julio 6 y julio 17 entregaron US$1.370 millones”, relató Ghisays como si hubiera sido ayer que por sus manos pasó esa millonaria suma.

Los US$130.000 restantes fueron entregados el 10 de septiembre. Por el ‘favor’ de prestar su nombre para que se concretará la transacción, Ghisays recibió de mano de García Morales, US$750.000.

Lo que se viene

Con base en estos y otros testimonios rendidos, así como en las evidencias recopiladas y presentadas ante el juez, de ser hallado culpable Melo Acosta se expone a una sentencia condenatoria en su contra de por lo menos una década de cárcel, por lo que no se descarta que se revoque la libertad y sea enviado de nuevo a prisión.

Tanto la Fiscalía como la Procuraduría coincidieron en que se declare culpable a Melo Acosta a quien hace diez años consideraban como uno de los mejores del sector de las bancas y finanzas del país, al punto que ocupó los más destacados cargos, entre ellos el de superintendente bancario y la presidencia de Megabanco.

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