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  • Irma Rivera RamÍrez

martes, 4 de abril de 2017

¿Cuál es la importancia del AE?
La importancia del AE radica tanto en la rapidez de su designación, como en la naturaleza y objeto de su decisión. Al inicio de un conflicto, las partes pueden tener la necesidad urgente, por ejemplo, de preservar pruebas esenciales para la resolución del conflicto, de evitar la ejecución abusiva de una garantía bancaria o la desaparición de activos de una sociedad, de preservar o restaurar el statu quo, de proteger información sensible o confidencial, o incluso de asegurar la continuación de las obras en una construcción. Estas medidas urgentes, en las que “el tiempo apremia”, pueden ser dictadas por un AE. Sin la posibilidad de obtener tal medida de conservación de manera inmediata, que evite la causación de un perjuicio mayor, cualquier procedimiento arbitral puede ser en vano. Por lo tanto, el resultado y efectividad de un arbitraje puede depender de la medida de emergencia que se haya tomado oportunamente.

¿Qué consideraciones deben tener en cuenta las partes ante un AE?
La parte que solicita una medida cautelar urgente debe cumplir con las condiciones requeridas para que un AE conceda la protección solicitada: debe demostrar la urgencia de su solicitud y el por qué no puede esperar hasta que el tribunal arbitral haya sido constituido. Además, el solicitante deberá pagar los costos iniciales necesarios para garantizar una rápida administración de su solicitud. El reclamante podría, eventualmente, ofrecer y proporcionar una caución apropiada de manera espontánea, previo al requerimiento del AE, a fin de facilitar y agilizar la decisión del AE en su favor.

Por su parte, el demandado deberá implementar mecanismos de reacción que le permitan analizar la solicitud presentada, determinar cuál será su posición y establecer su estrategia frente a las peticiones y las decisiones del AE.

¿Desafíos?
El AE aumenta la importancia de los operadores del arbitraje, amplía los servicios prestados por las instituciones arbitrales y fortalece la autonomía de las partes. El éxito de los centros de arbitraje y de sus árbitros se puede potenciar, en la medida en que estas instituciones cuenten con reglas sobre AE y designen árbitros con niveles de competencia, neutralidad y conocimientos necesarios para el encargo y, además, que se encuentren disponibles para atender sus deberes como AE en muy corto tiempo. De ahí la necesidad de escoger, correcta y conscientemente, las reglas aplicables al trámite arbitral y la institución bajo la cual este se desarrollará.

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