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  • Alexis Posso

lunes, 4 de marzo de 2019

El abogado de profesión, Julián López Murcia, reconoce que hoy más que nunca la justicia debe pensarse de forma interdisciplinar

“El problema de la Justicia es demasiado grave para dejárselo a los abogados, y por dejárselos solo a ellos es que no se ha solucionado”, dice Julián López Murcia, decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Jorge Tadeo Lozano.

El abogado de profesión, López reconoce que hoy más que nunca la justicia debe pensarse de forma interdisciplinar.

En la Universidad Jorge Tadeo Lozano de Bogotá son muy buenos en el Design Thinking. Nada raro en un alma máter cuya fortaleza es el diseño en varias de sus facetas.

En el marco del proyecto Tadeolab, que convoca a estudiantes de todas las facultades en torno a la ideación, la investigación y la creación en arte, ciencia y tecnología se gestó una materia cuyo nombre no pasa desapercibido.

Sin embargo, en el ‘Salón de la Justicia’ de la Universidad Tadeo no hay superhéroes, o por lo menos no superhéroes tradicionales.

Estudiantes de carreras tan diversas como Derecho, Cine y Televisión, y Diseño Industrial se reúnen a pensar desde sus respectivas áreas del conocimiento soluciones a problemas del sistema jurídico actual.

Por ejemplo, la tarea de un día cualquiera en El Salón de la Justicia es diseñar un personaje que con sus poderes represente una mejoría en el servicio de los consultorios jurídicos de diversas universidades.

Catalina Quijano Silva, directora del proyecto Tadeolab, está convencida de que espacios como este generan de forma orgánica un diálogo entre profesionales, entrelazando sus conceptos de justicia, y desembocando en la consecución de soluciones integrales a problemas reales.

“Esta experiencia ayuda a bajar el nivel de complejidad de este tema y a que todos entendamos que podemos participar”, aseguró Quijano.

Esta asignatura, además de ser un espacio innovador, le apunta a la educación personalizada. La cuota de estudiantes es de 30, acompañados de cuatro docentes de áreas especiales. La interacción de personalidades y experiencias profesorales dan a la clase un halo de colaboración y construcción permanentes.

“A todos se nos está olvidando escuchar y nos falta generar espacios de participación productiva donde se pueda construir sobre lo construido”, opina Quijano.

Entre muchas premisas que tienen los estudiantes, en este salón de clases se dice que “vivimos en una sociedad que se va muy rápido a las malas y que todos piensan que el litigio es la solución hasta del más mínimo impase”.

Para el docente, Julián López, hoy en día “se podrían explotar otro tipo de espacios de resolución de conflictos que son mucho más eficientes e incluso económicos, todo para llegar a una conciliación más allá de una confrontación jurídica”.

Es un repertorio de propuestas con las que El Salón de la Justicia busca replantear escenarios en el país, por ejemplo, los lugares físicos en donde funcionan las entidades administradoras de la justicia podrían incluir principios de diseño amigable a documentos como contratos y edictos.

Entre paredes forradas de diagramas y bocetos, y pisos de colores, se genera en la Tadeo, un espacio propicio para responder de manera crítica a los escoyos de lo jurídico. Todo esto pensando en aquellos que no son expertos y generando vínculos de confianza entre usuarios y sistema.

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