No se necesitará el voto obligatorio para refrendar la paz en Colombia

El debut de Juan Fernando Cristo como ministro del Interior en el Congreso de la República al defender la reforma del equilibrio de poderes fue casi perfecto, pues el proyecto se aprobó con la mayoría de las propuestas del Gobierno, aunque quedaron algunas cosas de las cuales aún duda.

Esos temores que le rondan al jefe de la cartera política están por el lado del voto obligatorio, pero en particular de la creación del nuevo tribunal de aforados, el cual reemplazará a la controvertida comisión de acusación de la Cámara, tema que ya tiene en alerta y declarados opositores al Fiscal General de la Nación y a los magistrados de la Corte Suprema.

Horas después de haber logrado la primera votación de las ocho que debe alcanzar esta reforma constitucional, Juan Fernando Cristo explicó los alcances de la misma y, también, le sale al paso a quienes dicen que si mantiene el voto obligatorio es para que se apruebe el referendo de la paz, con el cual se ratificarán o negarán los acuerdos a los que se llegue con las guerrillas de las Farc y el Eln.

¿Su balance y resumen de cómo avanza la aprobación de esta nueva reforma constitucional?
Primero, felicito y reconozco el trabajo de la Comisión Primera, el proyecto fue aprobado en jornadas muy extensas, la tarea de las bancadas tanto de la Unidad Nacional como del Centro Democrático, la Alianza Verde y el Polo, más allá de las diferencias, fue muy importante. Las propuestas que presentó el Gobierno fueron acogidas por la mayoría de la comisión con pocas excepciones, pero fue el fruto de un trabajo previo que se había hecho con los partidos y de la tarea de los ponentes.

¿Por qué destacó como un paso democrático importante que se elimine la reelección presidencial?
Porque la figura de la reelección presidencial en Colombia y en toda América Latina, ha significado una indebida acumulación de poder, un cierre de cambios democráticos para nuevas generaciones en la vida pública y política del país. Además, significa que el ejercicio democrático no se hace en condiciones de igualdad, tanto en las elecciones populares como en las elecciones de los altos funcionarios del Estado. Eran unas ventajas que eran odiosas y se deben eliminar y permiten una competencia política y electoral mucho más sana.

¿Cómo se le explica hoy a los colombianos que se aprobó el voto obligatorio pero que es pedagógico, no es una confusión?
La figura del voto obligatorio no fue presentada por el Gobierno en su texto original. Personalmente en mi paso por el Congreso, en varias oportunidades, voté negativamente proyectos que buscaban el mismo propósito. Me sorprendió en el debate que la mayoría de las bancadas, incluyendo a la Alianza Verde y el Centro Democrático, se fueron generando consensos alrededor de la conveniencia de ensayar esa figura que en muchos países de América Latina ha servido temporalmente para aumentar la participación ciudadana en las elecciones, para derrotar la abstención y tenerla como un instrumento contra la corrupción electoral en la política colombiana.

Aunque el Gobierno la ve con simpatía quiere evaluar a fondo sus implicaciones, sus ventajas, también los efectos nocivos que pudiera haber causado en aquellos países en donde no fue exitosa, para que en el resto de los debates, los siete que faltan, podamos avanzar y tener una idea clara de la conveniencia para el país por unos periodos electorales.

¿Qué le responde a quienes están diciendo que se aprobó el voto obligatorio para lograr que pase el referendo de la paz?
Varias respuestas. Primera, el voto obligatorio, si llegara a ser aprobado después de los ocho debates, no se podrá implementar hasta tanto no se haga una ley que defina los estímulos y los castigos para quienes no ejerzan el derecho al voto. Segundo, no fue una propuesta del gobierno, y fue muy impulsada por el Centro Democrático que es el partido, como todos sabemos, se opone de una manera muy radical a las negociaciones de paz.

Pero tercero, el Gobierno está convencido que una vez se firme el acuerdo, como esperamos la inmensa mayoría de los colombianos, no tendremos necesidad del voto obligatorio porque habrá una asistencia masiva a las urnas, porque será la decisión política más importante que van a tomar los colombianos en los últimos 50 años y no creo que necesitemos medidas de esta naturaleza.

¿Le gusta el tema de listas equitativas entre hombres y mujeres y sí está preparado el país para ese cambio?
Me encanta ese sistema. No hay que tenerle miedo a la llegada de la mujer a la política colombiana, los partidos tienen que prepararse más y darle más espacio a ellas y entusiasmarlas para que se metan en la política. Este es un paso adelante y oportuno para el país, ojalá en los debates que nos faltan se pueda preservar esa figura que el gobierno apoya. Si al caso, lo que para algunos parece una medida exagerada, porque es discriminación positiva para la mujer, se podrían encontrar fórmulas para que no sea la fórmula hombre-mujer alternadamente en la lista, pero sí por lo menos para que se establezca que no podrá haber tres personas del mismo género seguidas en el mismo orden en la lista.

¿Fue realmente afectada la figura del Procurador General de la Nación en cuanto a sus funciones?
Nosotros nunca planteamos en el proyecto del Gobierno modificar las funciones de la Procuraduría General de la Nación. Hay voces en la política colombiana, distintos partidos, que han planteado distintas competencias, pero el propósito del proyecto nunca era afectar sus funciones. Hay unos debates que el Gobierno observa con atención, frente a los cuales obviamente surgirán iniciativas aparte de la reforma del equilibrio de poderes que esperemos que se den. Por el momento el Gobierno le interesa eliminar toda la figura de la reelección presidencial del ordenamiento constitucional colombiano.