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OPINIÓN

A segunda vuelta

25 de mayo de 2014

Abelardo De La Espriella

Abogado, empresario y escritor

Canal de noticias de Asuntos Legales

Y es que en Colombia casi nadie vota con la cabeza: la gente va a las urnas con el corazón y el hígado, lo que impide ver, con objetividad y sindéresis, las propuestas de los distintos candidatos, independientemente del cariño o la molestia que generen. Esta es una actitud muy colombiana: nada que venga del contradictor es bueno; pero, si viene del cercano, amigo o aliado, lo malo se transforma en bueno como por arte de magia. En todo caso que cada quien vote por quien quiera, de eso se trata; pero no olvidemos nunca que en el respeto por las posiciones ajenas se sustenta nuestra débil democracia. 

En esta campaña faltaron debates y discusiones sobre los asuntos fundamentales del estado: salud, justicia, infraestructura, falta de oportunidades, inseguridad y exclusión social entre otros. También brilló por su ausencia la objetividad de muchos medios de comunicación, pues, lamentablemente, la “mermelada” llegó hasta las salas de redacción y los consejos editoriales. Ni que decir de la falta de grandeza y humildad, pues estamos asistiendo a la “hoguera de las vanidades” versión colombiana, protagonizada por un grupo de políticos con egos más grandes que sus propuestas para sacar al país del foso en el que está.

La campaña presidencial ha mostrado la esencia de la política colombiana: porquerías y guerra sucia a tutiplén. El cinismo está a la orden del día, y la mentira le hizo el quite a la verdad. Los insultos relevaron las ideas, mientras la vergüenza desapareció del escenario. Se supone que las democracias tienden a evolucionar. ¡Qué va! En Colombia vamos para atrás como la cola del burro: jamás en nuestra historia republicana habíamos asistido a una campaña tan virulenta, rastrera y nauseabunda.

En la segunda vuelta las cosas tenderán a empeorar. Por lo tanto, desde esta tribuna del pensamiento independiente, en mi condición de ciudadano en ejercicio, les solicito respetuosamente a los doctores Santos y Zuluaga utilizar el tiempo que queda de campaña para exponer sus ideas. Los colombianos no queremos más insultos ni descalificaciones, añoramos iniciativas que traigan un cambio estructural y verdadero para el país. Olvídense de JJ Rendón y del hacker Sepúlveda y dedíquense a lo suyo, mientras la Fiscalía hace el trabajo de investigar como en derecho corresponde.

La ñapa I. Toda mi solidaridad y cariño para los padres, familiares y amigos de los 32 niños que murieron incinerados en Fundación. Me duele el alma, como estoy seguro que le duele al resto de mis compatriotas. No puedo imaginar una tragedia más terrible y desgarradora. Que caiga todo el peso de la ley sobre los auspiciadores de tan grande horror. Debe hacerse también un “juicio” de responsabilidad política a ciertas autoridades del Departamento del Magdalena, que solo están pendientes de llenarse los bolsillos con recursos públicos y descuidan de manera infame lo más preciado y valioso que tiene una sociedad: los niños. 

La ñapa II. Reconocimiento especial para Clara López y Marta Lucía Ramírez, dos candidatas presidenciales excepcionales, que representan la valía, el tesón, la inteligencia y la fuerza sin par de la mujer colombiana.

La ñapa III. Extraordinario el último libro del periodista Oscar Montes, sobre la vida del ídolo Diomedes Díaz. No se lo pierdan.

La ñapa IV. Celebro la decisión de la Procuraduría de archivar un proceso disciplinario contra Alex Char, por supuesta participación en política.

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