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OPINIÓN

Problemática social

01 de septiembre de 2015

Canal de noticias de Asuntos Legales

Pero además de esto, que  ya es suficientemente grave, debemos sumarle las repercusiones de tipo económico que el cierre de la frontera, tendrá para esta región del país y sus actividades productivas. Un sector que estará bastante golpeado será el minero-energético, de gran relevancia en este departamento.

 La razón: no tener cómo movilizar el carbón producido en Norte de Santander, a través de la frontera para ser exportado por los puertos venezolanos y un aumento considerable en el precio de los combustibles. Las noticias recientes nos informan que la producción de carbón cayó cerca de un 3% en el segundo trimestre del presente año, lo que afecta de manera significativa las metas de producción previstas por el Gobierno y la industria, para el presente año. A esto se viene a sumar lo que está ocurriendo con el cierre de la frontera colombo-venezolana, ya que más producción se verá afectada, por circunstancias ajenas a la operación minera propiamente dicha. Las pérdidas diarias se calculan en US$340.000, que en siete días, ya suma US$2,5 millones. Para un sector tan afectado con la caída de los precios internacionales, significa otro golpe mortal. Incluso se ha denunciado que el carbón que ya está en los puertos, cerca de 100.000 toneladas, no será cargado a los buques, causando mayores perjuicios a los empresarios de esta zona y también al Estado colombiano.

Una vez más se demuestra el impacto que tiene la falta de infraestructura y de medios de logística para el sector minero, en la competitividad del país.  Tenemos los recursos minerales, se han hecho esfuerzos importantes por los empresarios para reducir costos, a fin de lograr unos precios en boca de mina que permitan continuar en los mercados, pero la ausencia de vías, ferrocarriles y puertos, nos impiden llegar con nuestros productos del subsuelo a los consumidores. En lo que se refiere al carbón de Norte de Santander, estamos en manos de lo que decida Venezuela, respecto del cierre de la frontera, lo cual escapa al control del Gobierno y de los empresarios.

Aun cuando el sector minero-energético conoce las épocas difíciles de precios, donde naturalmente se producen depuraciones y sobreviven los más eficientes y aquellos que mantienen el endeudamiento en niveles razonables, este tipo de externalidades, que no pueden ser controladas, pueden llevar al traste esta industria, en una región sin mayores alternativas económicas para su desarrollo.

Por ello, el país debe reflexionar sobre cómo blindarse y proteger a sus industrias de este tipo de cambios inesperados, ofreciendo medidas que den respuestas prontas y eficaces. 

La incertidumbre mata y hay que salvar los empleos y los ingresos públicos y privados. Ojalá el Gobierno Nacional, entre tantos problemas que lo aquejan con esta crisis humanitaria, pueda trabajar igualmente en una solución al problema de los mineros del carbón de Norte de Santander.  Seguirán opinando algunos que el sector minero-energético solo trajo enfermedad holandesa y otros problemas, pero quienes conocemos este sector más de cerca, sabemos que es y ha sido un importante motor de desarrollo nacional y regional, por el que vale la pena seguir luchando.

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