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sábado, 5 de marzo de 2022

Gran preocupación hay en el mundo por la suerte de Ucrania y la posible pérdida de su independencia y soberanía. Son muchos los ángulos de análisis que leemos de expertos y analistas, sobre las razones e implicaciones de la crisis actual y la guerra que ha comenzado. Sin demeritar que existen motivos de geopolítica de gran peso, no escapa a mi percepción que lo que pasa puede tener una importante motivación derivada de la gran abundancia que tiene ese país en recursos naturales no renovables.

Su riqueza en hidrocarburos y gas, sumada a los importantes yacimientos de uranio, titanio, manganeso, mercurio, carbón y hierro, lo hacen un territorio bendecido por la naturaleza. Tiene con qué satisfacer sus necesidades propias y abastecer otros mercados en países europeos, que demandan estos recursos. La seguridad energética propia, y eventualmente la de sus vecinos, podría estar comprometida al no poder asegurar un suministro constante de energía a través de fuentes propias o del exterior. La diversificación de la canasta energética de un país es un tema que toma tiempo y una guerra no da tiempo. De un día para otro puede estarse perdiendo un abastecimiento de energéticos, que se pensaba seguro.

Otra arista de este tema es el suministro de minerales para la industria transformadora y energética. Ya sabemos que los minerales con que cuenta Ucrania son estratégicos para el mundo de hoy. Pueden incluso ser utilizados de manera inadecuada en las manos equivocadas. Se trata de recursos naturales no renovables apetecidos, y que solo algunos estados cuentan con ellos en abundancia. Al parecer las reservas explotables de uranio de Ucrania son las mas grandes que hay en toda Europa. Es también el tercer productor mundial de hierro, que resulta indispensable para la producción del acero. Además de contar con importantes reservas de gas de esquisto y de carbón, ocupando en este último mineral el séptimo lugar mundial en reservas.

No es entonces de poca monta el botín que podría llevarse el ganador de la disputa. Los Rnnr tienen relación directa con la soberanía de un país. Perder el poder para usar y disfrutar de los recursos naturales existentes en su territorio, según sus necesidades e intereses propios, hace parte de los efectos nocivos de perder la independencia.

Los países sensatos se preocupan por su seguridad energética y por tener abastecimiento de minerales para sus industrias. En Colombia surgen propuestas que han sido calificadas por expertos, como el exministro Juan Camilo Restrepo, como improvisadas, y que sugieren, por ejemplo, terminar con la exploración de hidrocarburos en el país.

Colombia necesita hoy que esas propuestas sean analizadas con juicio, dando a conocer las implicaciones que tendría para la nación en materia energética, de ingresos nacionales, de empleo y bienestar, renunciar a la explotación de los Rnnr. Hidrocarburos y carbón constituyen una riqueza incuantificable para Colombia, por las implicaciones que tienen en nuestra seguridad energética y el fortalecimiento económico y social del país.

Ucrania está amenazada hoy de perder esos recursos. Esa amenaza proviene de un factor externo. En Colombia surge esa misma amenaza, pero proviene de los líderes del país, lo cual la hace aún más peligrosa. ¿Cabe preguntarse, dónde están las mentes pensantes? Necesitamos de sus luces en este momento crucial.