Sostenibilidad económica

Las disertaciones y conversaciones de expertos en temas ambientales giran usualmente alrededor de la sostenibilidad ambiental y las preocupaciones por el cambio climático, así como sobre la sostenibilidad social para evitar impactos sociales negativos con las actividades económicas. También está la preocupación por la resiliencia que se requiere en los grupos humanos, que permita adaptarse a las realidades del cambio climático.

Pocas son las voces que se refieren a la sostenibilidad económica, a pesar de ser un pilar de la sostenibilidad, porque para algunos, los temas económicos no deben primar sobre la conservación, la recuperación y la regeneración del entorno natural.

Lo cierto es que no se trata de hacer primar un pilar sobre otro. Los tres pilares, ambiental, social y económico, deben mantener un equilibrio para darle contenido a los conceptos de sostenibilidad y desarrollo sostenible.

¿Cómo debería trabajarse la sostenibilidad económica, bien entendida? Se trata de adelantar las actividades económicas de manera que aseguren un crecimiento y desarrollo que beneficie a toda la sociedad y que permitan reducir la desigualdad y promover la inclusión social. Ya el foco no serán los rendimientos económicos para accionistas y empresa, sino que deberá ampliarse a una función y a un propósito más amplio y de mayor responsabilidad. Fue para eso que las Naciones Unidas, adoptaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible, como un catálogo orientador y uniforme para el sector privado principalmente. De esta manera los empresarios pueden continuar con su actividad económica, haciendo esfuerzos uniformes y halando en el mismo sentido, que suman y logran el éxito económico para los países y sus empresas. Lo anterior, sin descartar que el Estado también cumpla esos ODS en su gestión.

En todo caso, los particulares son quienes apoyan las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional o NDC de su país, y juntos responden al mundo por lo que hacen por el presente y el futuro sostenibles.

Esto para Estado y empresarios significa no dejar a nadie atrás. La inversión en educación, innovación y tecnología garantiza el acceso de todo aquel que quiera contribuir al crecimiento y desarrollo económico de su país. Con su trabajo empresarial o individual. La responsabilidad empresarial en la asunción de los deberes inherentes, y la inversión estatal, ayudarán a corregir las desigualdades económicas y limitar la exclusión de personas por falta de oportunidades laborales. Esa es la apuesta. Así las personas no necesitarán subsidios, que no son una respuesta de largo plazo a sus problemas. Estos siempre estarán sujetos a la disponibilidad presupuestal del Estado y tienden a ser temporales.

Al contrario, la inversión pública y la privada mejoran la productividad y la competitividad y, con ello, es posible irradiar los beneficios hacia el ingreso de los ciudadanos. Las inversiones de largo plazo, con inteligencia y con sentido práctico, son poderosas y pueden beneficiar a personas y a empresas, disminuyendo la dependencia del Estado. En Colombia el marco normativo es abundante y usualmente confunde los conceptos de sostenibilidad con el pilar ambiental, incluso para enseñarla. La ley 2427 de 2024 modificó la ley 1549 de 2012 a través de la cual se adoptó la Política Nacional de Educación Ambiental y su incorporación efectiva al desarrollo territorial. Incluye los temas de cambio climático y gestión de riesgos de desastres, a enseñar a los ciudadanos y a los funcionarios públicos. Que bueno sería enseñar cómo obtener la sostenibilidad económica, desde nuestro trabajo como empresarios o trabajadores, para contribuir al desarrollo sostenible del país. Así no sólo protegeríamos el medio ambiente, sino garantizaríamos el bienestar de las personas y sus derechos fundamentales.