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lunes, 10 de julio de 2023

La semana pasada la alcaldía de Bogotá le comunicó a la CONMEBOL que para la fecha en que se realizará la Copa Libertadores Femenina el estadio el Campín tendrá varios conciertos que impiden el desarrollo de ese torneo en tal escenario. Rápidamente aparecieron manifestaciones de la dirigencia del fútbol que indicaban que el estado no colaboraba con el fútbol. En Medellín, frente a la programación de varios conciertos los futboleros indican que el estadio Atanasio Girardot debería ser SOLO PARA FÚTBOL pues, para eso se construyó.

La anterior es una manifestación, contradictoria o al menos poco afortunada de quienes manejan el fútbol que hasta la saciedad han manifestado que el fútbol es empresa privada y que por lo tanto el estado debe mantenerse alejado. La Federación Colombiana de Fútbol pretende que temas de discriminación por género, acoso sexual, asuntos que tocan el código penal, temas laborales superados en prácticamente el resto de las actividades económicas en Colombia no pueden ser conocidos por las autoridades nacionales pues, repito, o mejor repiten ellos, el fútbol es empresa privada.

Me parece importante indicar que el concepto de empresa privada no es sinónimo de empresa no vigilada o empresa intocable. El sector financiero, sector privado como el que más, está fuertemente controlado por el estado. A los bancos y en general a las entidades financieras la Superintendencia Financiera los controla permanentemente a tal punto que esta entidad aprueba la posesión de los administradores de los bancos y demás entidades. ¿Se imaginan ustedes que el Ministerio del Deporte tuviese que aprobar los presidentes de los equipos de fútbol? Adicional a esto, los bancos permanentemente deben enviar información a la superintendencia. A ningún presidente de banco se le ocurre decir que no lo deben vigilar pues es empresa privada.

El fútbol no subsiste, al menos en Colombia sin el estado. Antes que nada, salvo el Deportivo Cali que en estos momentos se encuentra en serios problemas financieros, ningún otro equipo tiene estadio propio y algunos ni siquiera cuentan con lugares propios para entrenar por lo que deben recurrir a lugares públicos para estos fines.

Al no tener estadios propios es difícil contar con estos de manera permanente mas aun cuando de manera permanente se está denigrando del estado. Eso sí, para realizar un mundial o cualquier evento similar se le solicita a los alcaldes que reformen sus instalaciones para estar conforme por lo ordenado por FIFA. ¿Entonces? El fútbol cuenta o no cuenta con el estado. Finalmente el tema de los conciertos es de nunca acabar, los estadios deben ser escenarios multipropósito que alberguen fútbol, por supuesto, y otras actividades que le permitan obtener recursos; pretender que un escenario como el estadio de Manizales solo sea utilizado dos veces al mes es utópico.

La seguridad en los estadios sigue estando, al menos en parte, a cargo de el estado, la policía debe hacer despliegues importantes de miembros de la denominada fuerza pública para controlar el ingreso a los estadios, las requisas y el control de los espectadores está a cargo de la policía nacional.

Es decir para unas cosas el fútbol cuenta con el estado y para otras pretende apartarlo. Personalmente me parece que el sainete de “somos empresa privada” es para evitar investigaciones penales, fiscales y hasta laborales que comenten varios de los actores del fútbol. Con la intervención del FBI se cayó el mito de que si se investiga nos desafilian.