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lunes, 11 de julio de 2022

Siempre ocurre lo mismo, a la cola de las políticas y promesas de los nuevos gobiernos en cualquier sitio del mundo están los temas deportivos. Las grandes mentes consideran que el deporte es para brutos y no requiere más que dos o tres neuronas. Un congreso de abogados especializados en derecho penal o administrativo se ve como un conjunto de eminencias que analizan temas ocultos; por el contrario, uno de abogados de derecho deportivo se ve como algo curioso, seguramente lleno de vagos que solo hablan de fútbol. La realidad es bien distinta, el deporte mueve cantidades enormes de recursos, genera bienestar y ayuda a mejorar condiciones de vida de toda una población.

Es evidente que el deporte es un tema olvidado. Muchos de los ministros o directores de Coldeportes han pasado sin pena ni gloria por este despacho pues son premios a tal o cual partido político. No daré nombres, pero salvo dos o tres excepciones los ministros del Deporte poco o nada saben de deporte.

Algunos temas deportivos deberían ser tratados de manera profunda por este nuevo gobierno. El primero es la corrupción que genera el deporte; temas como el estadio de Neiva o las instalaciones deportivas de Ibagué son algunas de las perlas que han dejado las anteriores administraciones. El bienestar que genera un buen escenario deportivo amerita que al menos sean acabados; es doloroso ver obras inacabadas a la espera de muchísimos deportistas que las utilizarían.

Hay federaciones nacionales que se manejan como tiendas de barrio sin mirar lo mínimo, el interés de los deportistas. Son fortines políticos que cambian de nombres pero que son manejadas desde hace mucho tiempo por dos o tres personas para administrar intereses particulares.

La queja generalizada de los atletas es que no se les oye en las federaciones, los calendarios, sesiones de entrenamientos y confección de seleccionados nacionales se hacen sin tener en cuenta a quienes van a participar en eventos en nombre de Colombia. Existen invitaciones a campeonatos que son desechadas pues se invita, como no, a deportistas y no a dirigentes y estos, en un acto de egoísmo puro y duro, desechan la invitación.

La labor de inspección, vigilancia y control del Ministerio del Deporte debe ser efectiva; mirar si se hizo bien la asamblea general o si las comisiones disciplinarias están bien nombradas son minucias frente a temas como abuso de poder, maltrato a menores de edad o imposibilidad de movimiento de los deportistas dentro del territorio nacional por cuenta de caprichos de las ligas.

El laboratorio de control al dopaje, hace mucho tiempo la joya de la corona de Coldeportes, se perdió. En estos momentos, por la pandemia y por algunos temas de imparcialidad en su manejo, sigue esperando la acreditación.

En Colombia tenemos grandes deportistas y grandes problemas. El caso de la boldenona en la carne es un hecho real, también es real que en algunos deportes que no voy a comentar acá, el dopaje es prácticamente canilla libre. Son pocos los controles por costosos y eso los deportistas lo tienen perfectamente claro. Con un laboratorio acreditado estos y otros problemas se podrían empezar a solucionar.

Adicionalmente es un gran negocio en la medida en que en Latinoamérica solo La Habana y Río de Janeiro tienen laboratorios y el análisis de muestras representa un buen ingreso.

El deporte colombiano va más allá del fútbol, personalmente creo que es de las mejores federaciones, hay otras que realmente requieren que el gobierno actúe.