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lunes, 8 de mayo de 2023

Como todo lo del actual gobierno, las medidas, o al menos los alaridos de balcón, tienen que ver más con el deseo de ganar adeptos que de mejorar la situación por la que se grita. Hace unos días, luego de todos los desmanes de los energúmenos en los estadios de Medellín y Manizales, al presidente le dio por indicar que se debería, o algo peor, que él democratizaría los equipos de fútbol, principalmente con las barras. No entiendo cuál es la relación entre violencia en las gradas y democratización de los clubes.

Pero vamos por partes; que el club lo manejen muchas personas, socios, accionistas, dueños o como se les quiera llamar no es sinónimo de éxito; el club más democrático del país, el Deportivo Cali, está quebrado y sus dirigentes buscan a como dé lugar algún incauto que quiera invertir en un negocio al que no le podría sacar utilidades y difícilmente puede recuperar su dinero.

Miremos afuera, que nos gusta mirar y copiar (mal). En Argentina, el club con más copas libertadores, Independiente de Avellaneda, atraviesa por una crisis monumental; hasta los trofeos han sido embargados para respaldar deudas por alrededor de 30 millones de dólares. Este equipo, democrático, manejado por el líder de los sindicatos de camioneros en Argentina como a algunos les gustaría acá, ha encadenado varias presidencias, todas estas “democráticas” en las que como el club no es de nadie, nada importa y la plata se pierde.

El jefe del sindicato de camioneros tuvo 8 años para desmantelar al rey de copas argentino y a fe que lo logró. Gastó más de 75 millones de dólares en jugadores, pagaba, en plena crisis, salarios de más de un millón de dólares al año, hizo transferencias permanentes y recibió sanciones desde Fifa por no cumplir compromisos adquiridos. La última y genial idea fue conseguir un influencer que hará una colecta para intentar rescatar al rojo de Avellaneda. Linda democracia, los dirigentes quiebran el club y los hinchas, que votaron porque independiente es un club social y por lo tanto democrático son los que pagan los malos manejos.

Manejar un club no es lo mismo que ser hincha de un equipo, la nómina de los jugadores es muy alta, así la define el mercado, el futuro, como en cualquier deporte, es incierto; en el caso colombiano hay que acordar con autoridades municipales pues los estadios no son propios. Sin contar con lesiones, árbitros mediocres y las barras bravas.

Los clubes de fútbol en todo el mundo valen dinero, mucho dinero, es posible que sean de una sola persona o sociedad, de algunos o como en el caso de Alemania de muchos. En Colombia la ley permite tener apenas 5 socios, en Alemania los seguidores deben ser mayoría, es decir en una asamblea general deben representar al 50% más un voto. Esto no es garantía de éxito, allá también quiebran clubes grandes como el Borussia Dortmund.

Hay mucho que hacer para mejorar nuestro fútbol, el gobierno debería empezar por proporcionar comodidad y seguridad de sus estadios y exigir reglas adecuadas a los dirigentes deportivos. La mayoría de las leyes que tienen que ver con el deporte son colchas de retazos que no sirven, crean comisiones y redactan informes que nada logran.

Finalmente, ¿se podría democratizar un club en Colomba?, seguramente, pero eso no quiere decir que los nuevos dueños entren gratis, hay esquemas para lograr la participación de los seguidores, pero esto cuesta dinero. Ningún dueño de club va a entregar propiedad de un bien que es suyo a cambio de nada y menos ceder el control.