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lunes, 4 de diciembre de 2023

No he hecho la cuenta pero al final de cada torneo en Colombia son muchos los técnicos que salen de un equipo y que empiezan a trabajar en otro. La tendencia cada vez mas desafortunada es sacar al técnico si no se cumple con las expectativas, que no tengo claro si se hacen explicitas, y que generalmente son ser campeón del torneo. Es importante entender que solamente dos equipos al año pueden quedar campeones y solo dos descienden.

Me llama la atención esta dinámica pues la experiencia muestra que difícilmente un técnico nuevo cambia radicalmente un equipo de fútbol; los nuevos técnicos dicen que necesitan tiempo para armar “su” plantel, piden jugadores y descartan otros por lo que a inicio de torneo hay equipos con 8 o 9 deportistas diferentes a los del torneo pasado.

Adicional a lo anterior, los nuevos técnicos muchas veces son aquellos que han sido despedidos de otros equipos por no haber logrado los objetivos (repito, ser campeón). ¿Están seguros los dirigentes que un técnico al que no le fue bien en un equipo parecido y fue despedido por eso, en este nuevo si logrará algo diferente?

La realidad muestra que los mejores equipos en el mundo tienen técnicos de larga duración, no voy a hablar de Fergusson que duró mas de un cuarto de siglo manejando al Manchester United y ganó todo, no, pero en Argentina Gallardo, en España Ancelotti y en Colombia Gamero demuestran que la mejor idea es tener paciencia, y aguantar al técnico así los resultados durante un torneo no sean los mejores, puede que no ganen mucho, pero la diferencia con el resto de los equipos es palpable.

Hay equipos en Colombia que empiezan torneo casi siempre con un técnico nuevo, algunos inclusive durante el mismo campeonato cambian de entrenador con la ilusión, casi siempre errada de lograr una mejoría sustancial. El atlético Bucaramanga en los últimos 7 años ha tenido más de 20 entrenadores, sobra decir que en estos 7 años nada ha logrado. Es bueno entender que un equipo no se construye en dos semanas y que no tiene sentido cambiar permanentemente de rumbo. Con la política del Bucaramanga, el señor Jürgen Klopp estaría fuera del Liverpool; el torneo pasado no ganó nada y ni siquiera logró clasificar a champions, lo que representó para su club empleador dejar de recibir sumas importantes de dinero. A nadie se le ocurrió siquiera pensar en cambiar de técnico, se hicieron ajustes, se contrataron jugadores, se sacaron otros y hoy el equipo pelea el torneo.

Los dirigentes no pueden actuar como aficionados que se desesperan cuando el equipo pierde; cambiar de técnico y de jugadores cada seis meses implica sumas importantes de dinero para negociar la salida anticipada de varios deportistas, contratar nuevos y ajustarse alas nuevas solicitudes del nuevo técnico.

Los torneos en Colombia son muy cortos duran apenas seis meses y para algunos equipos cuatro, es difícil lograr que 11 o más jugadores jueguen efectivamente como equipo en estos tiempos tan ajustados. Mientras los equipos no hagan planeación a seis meses, un año, dos y tal vez más, se terminará siempre por cambiar el técnico pues lo único medible será ganar un campeonato. Es bueno pensar a mediano plazo, mirar los costos ocultos, económicos y deportivos, que implica el cambio de técnico.

Ojalá la tendencia colombiana cambie pues nada bueno les ha traído a muchos equipos la poca estabilidad de sus plantillas, hacer el esfuerzo y aguantar insultos durante un tiempo es mejor que cada seis meses intentar empezar de cero.