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lunes, 17 de septiembre de 2018

No sostengo la teoría que debe haber una justicia especializada para el deporte ni mucho menos que los temas de fútbol se deben manejar con tribunales creados por el fútbol manejando intereses de fútbol. Hace ya mucho tiempo se superó esta mala maña del deporte y sobre todo del fútbol de impedir a toda costa que los problemas que ocurrían dentro de esta actividad no pudiesen ser ventilados por la justicia ordinaria; sin embargo al oír la sentencia que el pasado 21 de agosto, el Tribunal Superior del Distrito de Bogotá en un proceso que el exjugador Leonard Vásquez inició contra Azul & Blanco S.A., más conocido como Millonarios entiendo el disgusto y la nostalgia de algunos por volver a los tiempos en que quien demandaba quedaba fuera de toda actividad relacionada con este deporte.

El señor Vásquez tuvo un accidente de tráfico que le impidió continuar con su carrera de futbolista profesional pues las secuelas del mismo le afectaban su actividad y le impedían desarrollar a cabalidad el cargo para el que fue contratado, no cualquiera es futbolista profesional y los problemas neurológicos que presentó el jugador como secuela del accidente eran incompatibles con ser “futbolista profesional”

El manejo que le dio Millonarios no parece ser el adecuado de acuerdo a lo mencionado en la sentencia y al final el Tribunal confirma la orden que el juzgado laboral de primera instancia le impartió al equipo de reintegrar al ex jugador como futbolista profesional, en virtud del fuero de estabilidad laboral reforzada por debilidad manifiesta.

No entiendo qué pretende el tribunal, reintegrar a una persona que no puede jugar al futbol a jugar al futbol es una obligación de imposible cumplimiento, y como van las cosas los equipos profesionales se llenarán de personas que no pueden jugar al futbol pero que en virtud de este extraño fuero deben ser contratadas para hacerlo.

Muchos jugadores terminan su carrera profesional por presentar lesiones que les impide desarrollar a cabalidad tan difícil actividad, jugadores como Marco Van Basten o Alejandro Brand tuvieron que retirarse de manera anticipada por una lesión. A ningún club hasta lo ocurrido en los últimos años en Colombia se le ha ordenado renganchar a estas personas con el altísimo salario que reciben estas personas y que no pueden realizar la labor para las que se les contrata.

El club demandado intentó reubicar al jugador como técnico de menores, pero a el tribunal le bastó con saber que el ex jugador “todavía se sentía jugador profesional” para ordena el reintegro como jugador profesional, actividad para la que, repito, no es apto.

Los clubes deben tener claro esta situación, a medida que los jugadores cumplen años la propensión a las lesiones es mayor y muchos se retiran precisamente por esta causa, otros simplemente porque con más de 30 años muchos otros jugadores de 21 o 22 hacen lo mismo de una mejor manera y con salarios menores. No faltará el avivato que vía tutela pretenda a los 40 años que un club de futbol lo reintegre pues su derecho a ser jugador profesional de fútbol se le ve vulnerado más cuando, a pesar de las canas, todavía se siente jugador profesional.

Los clubes se deben defender, preferiblemente en conjunto pues ya son varios los equipos, Millonarios, Once Caldas y Junior entre otros que se ven enfrentados a esta ridícula orden. Dimayor debe fijar pautas claras para tratar en la medida de lo posible y sin quebrantar la ley que un jugador lesionado no se vuelva una carga para su antiguo equipo.