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lunes, 21 de diciembre de 2020

He afirmado desde hace más de 15 años que el fútbol lo han cambiado más los abogados que los técnicos y los jugadores. En Colombia y a nivel mundial, las decisiones de las cortes han modificado de manera importante y definitiva este deporte y ha cambiado el devenir particular del fútbol de alto rendimiento. Hace poco más de 25 años, exactamente el 15 de diciembre de 1995, el Tribunal de Justicia Europeo dictó el fallo Bosman que decidió una demanda interpuesta por un oscuro jugador belga contra el Club Rc Lieja, la Federación Belga de Fútbol y la Uefa luego de que se le impidió firmar contrato de trabajo con su nuevo club el Dunkerque y que lo dejó sin trabajar y sin poder buscar otro club, todo contrario a la legislación vigente en su momento y al tratado de Roma que casi durante 40 años había sido ignorado por el fútbol.

Hay varios hechos que hoy son naturales al fútbol que hace algún tiempo no lo eran; el principal es la existencia de contrato de trabajo como único vínculo entre jugador y club. Por aquella época, los jugadores eran prácticamente activos de un club, estas personas aún sin contrato de trabajo no podían buscar mejor suerte y dependían de la buena o mala voluntad de su club para poder desarrollar su carrera. Los jugadores se vendían, se compraban, o como le pasó a Bosman, se dejaban sin trabajo.

El otro cambio importante fue la apertura del mercado que hizo que no existieran cuotas de jugadores dentro de la UE, lo que permite que un club como el Barcelona pudiera fichar cualquier número de jugadores holandeses, hecho que abrió una brecha enorme entre el fútbol europeo y el sudamericano.

Con este fallo también se aclararon algunos temas hasta ese momento tabú, se podía demandar a un club o a una federación sin el peligro de resultar retirado de la actividad, hasta ese momento, iniciar una demanda ante las autoridades jurisdiccionales por cualquier tema era causa suficiente para retirar al demandante de toda actividad relacionada con el fútbol.

La decisión Bosman cambió el fútbol, el poder pasó de los equipos a los agentes y a los jugadores que, como en el caso de Messi comentado la semana pasada, puso de rodillas a uno de los equipos más grandes del fútbol mundial. Por su parte los equipos entendieron que es necesario contar con abogados y asesores que miren con detenimiento contratos convenios y colaboren en la toma de decisiones gerenciales y aún deportivas.

Sin la decisión Bosman, los jugadores habrían seguido siendo manoseados por los dirigentes de los clubes que no tendrían mayor problema en pagar cualquier salario, a sabiendas de la imposibilidad de estos trabajadores de buscar fortuna en otro club. En la actualidad los jugadores saben que en algún momento quedarán libres y podrán buscar oportunidades en cualquier equipo.

Casi de manera simultánea a esta decisión, los derechos que las cadenas empezaron a pagar por transmitir partidos de fútbol aumentaron de manera exponencial y gran parte de estas cifras astronómicas fueron a parar a los bolsillos de los jugadores y los agentes que como ya se dijo fueron los grandes beneficiados de esta situación. Desafortunadamente para nuestro fútbol, colombiano y sudamericano la decisión no ayudó, los jugadores se van cada vez más jóvenes y la Conmebol no ha querido entender que de no adoptar medidas como apertura de fronteras en Sudamérica, estaremos más lejos de Europa.