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lunes, 5 de marzo de 2018

Manejar un club de fútbol profesional desde el punto de vista financiero es una tarea endemoniada, los ingresos corrientes son pocos y estables; taquillas, merchandising, derechos de televisión, gestión comercial de la marca y para algunos privilegiados ingresos por campeonatos ganados o transferencia de jugadores; por su parte los gastos aumentan de manera mucho más rápida. Conseguir nuevos jugadores de otros clubes o formar sus propios deportistas es costoso y los salarios de los buenos jugadores permanentemente están en aumento. Las soluciones en Colombia fueron y son variadas; de entrada, no pagar a algunos acreedores, jugadores y clubes colegas, ejercicio que afortunadamente es cada vez menos frecuente, también se intenta reducir de manera artificial las cargas fiscales y parafiscales siempre en la búsqueda de controlar la caja con contratos de trabajo dobles remuneración de los derechos de imagen o préstamos de derechos deportivos del propio jugador. Otra operación afortunadamente en desuso es la espera del gran mecenas que con dinero muchas veces de dudosa procedencia ayude al club de sus amores.

La situación de los clubes endeudados y morosos en Europa era tan dramática que Fifa decidió, desde hace unos cuatro años, entrar a manejar este problema con sanciones que van desde una amonestación hasta prohibición de inscribir nuevos jugadores. El procedimiento es engorroso y una deuda de treinta días de vencida puede acabar siendo cancelada uno o dos años después. En principio es importante el llamado al orden de Fifa pero no suficiente. Por esto Uefa inicialmente y ahora Conmebol crearon un sistema de control financiero con dos objetivos fundamentales, antes que nada que los clubes paguen sus deudas con el estado, los jugadores y los otros clubes y como una meta a mediano plazo que los clubes gasten más o menos lo mismo que reciben por el giro ordinario del negocio, es decir que sean financieramente viables.

Existen sin embargo muchos problemas, la ecuación no es tan sencilla como gastar una suma similar a los ingresos. Hay gastos que no se contabilizan, básicamente aquellos destinados a mejorar la infraestructura del club, a formar jóvenes, el fútbol femenino o mejorar los centros de entrenamiento. Por otra parte, desde siempre en el fútbol han aparecido mecenas que van desde el político con dinero hasta los fondos de inversión pertenecientes a estados petroleros, los nuevos ricos del fútbol, que compran clubes como el París Saint Germain, Chelsea o AC Milan y que gracias a sus ingentes sumas de dinero pueden, vía patrocinio, desdibujar el control financiero explicado y creando lo que el técnico del Arsenal, Mr Wenger denomina dopaje financiero. Para estos equipos se han creado programas de monitoreo y vigilancia especial que, precisamente busca equilibrar cuentas durante un período de tiempo específico analizando puntualmente los patrocinios, donaciones y otros regalos.

Dos situaciones se presentan por el incumplimiento a juego limpio financiero, multas y demás sanciones y la imposibilidad de jugar Champions o Uefa league. Me parece sano el sistema en la búsqueda de una viabilidad financiera, es importante también hacer caer a los clubes que un mecenas en el momento en que se marcha puede dejar al club en una situación francamente peligrosa, ya lo vivimos en Colombia con efectos de más de 10 años.

La implementación en Sudamérica es mucho más compleja que en Europa, y se espera, al igual en Uefa que los clubes reduzcan sus deudas, sus pérdidas y cada vez sean más estables.