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OPINIÓN

Jugadores libres

16 de mayo de 2016

Andrés Charria

Fundador de Tres Puntos Consultores
Canal de noticias de Asuntos Legales

Al terminar las temporadas, los contratos de trabajo de muchos jugadores finalizan, momento en el cual el club, antiguo empleador, pierde cualquier derecho sobre el jugador y la posibilidad de recibir sumas de dinero por una transferencia se extingue, hecho más evidente en la actualidad que Fifa prohibe que un tercero diferente a un club detente derechos económicos de un jugador.

Los clubes tratan por todos los medios de renovar los contratos de trabajo de la mayoría de sus jugadores, la única forma de hacerlo es, lógicamente, ofreciendo mejores condiciones económicas al jugador. 

El jugador por su parte, tiene dos opciones, aceptar la propuesta de renovación o buscar, como jugador libre, un nuevo empleador que mejore las condiciones económicas y deportivas. Viendo las noticias, se puede observar que, en Europa, futbolistas de gran calidad son renovados dos o tres años antes de finalizar su contrato, negociación compleja y económicamente importante para jugador y club, sin ir más lejos, los últimos tres años Messi ha negociado tres renovaciones de contrato, con el único fin de evitar cualquier posibilidad de transferencia aun con los riquísimos clubes ingleses.

En Colombia no se ha entendido bien esta situación, los clubes pretenden renovar el contrato de los jugadores faltando semanas y a veces días para su vencimiento y al recibir la comunicación de no renovación exigida por la legislación laboral, tan solo un mes antes de la fecha de terminación definitiva del contrato, solo profieren amenazas y su única política es retirar al jugador de entrenamientos y competencia. 

En Europa cada vez son más apetecidos los jugadores libres, pues lógicamente no hay que pagar suma alguna por su traspaso, ni acercarse al antiguo club y la negociación se centra únicamente en las condiciones laborales del jugador. La mayoría de equipos modestos de España tienen esta política, pero algunos importantes lo hacen y el mejor ejemplo de esta la hizo, como no, el Leicester inglés. 

En este momento toma especial importancia el agente o intermediario de jugadores, pues es la persona que conoce el mercado y tiene buenos contactos en los clubes, mi experiencia con estas personas ha sido variada, creo firmemente en la necesidad de ayudar a los jugadores a buscar nuevos horizontes y son los intermediarios quienes gracias a sus contactos pueden fácilmente encontrar un nuevo club, desafortunadamente, muchas veces, frente a un conflicto del club con “su” jugador, toman partido por el primero, pues no quieren perder oportunidades futuras y los intereses de quien les está remunerando se ven vulnerados o al menos mal defendidos; el agente debe entender, y no siempre es el caso, que el interés que defiende es el del jugador, y es al jugador al que debe proteger. 

Es difícil encontrar verdaderos agentes que defiendan los intereses de sus jugadores aún frente a la pérdida futura de nuevos negocios; los clubes lo saben y muchas veces actúan a sabiendas de esta situación.

La decisión de un nuevo equipo debe ser analizada cuidadosamente por el jugador, el agente, evidentemente debe dar alternativas, pero será el deportista, quien sufra las consecuencias de una mala decisión. 

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