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lunes, 3 de mayo de 2021

Una de las críticas al intento fallido de la Super Liga europea era que se trataba de un campeonato cerrado en el que 15 equipos jugarían todos los torneos y apenas cinco diferentes eran invitados cada año. No habría descenso ni ascenso y no se requerían méritos deportivos para participar, al menos para los 15 fundadores.

Supongo yo que esta figura se intentó copiar de las ligas profesionales de Estados Unidos donde cada equipo es una franquicia que su propietario tiene varios derechos, entre otros a participar en cada uno de los torneos que año a año se organizan sin importar el puesto logrado el torneo inmediatamente anterior.

En nuestra visión europea-sudamericana de fútbol podríamos creer que sería un campeonato mediocre donde, en principio, ganan solo dos o tres y siempre quedan de últimos los mismos dos o tres. Al menos así pasaría en nuestro fútbol. Pues no, estos campeonatos salvo contadísimas excepciones de equipos que logran ganar más de lo habitual presentan año a año candidatos diferentes a quedar de primeros y año a año los últimos puestos son en general diferentes. No hay un equipo malo por antonomasia y tampoco un campeón, como el Bayer de Múnich que ha ganado con relativa comodidad el campeonato alemán los últimos nueve años.

¿Cuál es entonces la fórmula para que un campeonato cerrado no pierda atractivo y no sea necesario bajar de categoría a los malos? Una liga cerrada, per se no es sinónimo de competencia entre equipos, es más, las ligas europeas abiertas son mucho mas desequilibradas y como ya lo indiqué equipos como Bayer de Múnich, Real Madrid, Barcelona y PSG ganan permanentemente sus ligas.

El nivel de estos equipos, los grandes ganadores europeos es producto de una posición financiera boyante frente al resto de la liga, lo que hace prácticamente imposible para sus rivales lograr un nivel similar en cuanto a contratación de jugadores; presupuestos que doblan o triplican los de los más cercanos competidores hacen cada vez más difícil y cada vez menos probables las hazañas de equipos como el Leicester.

Una diferencia fundamental para lograr la tan anhelada igualdad, en Estados Unidos es el tope salarial o Salary Cap, una suma de dinero que se le entrega a cada uno de los equipos para que estos contraten una cantidad previamente determinada de jugadores sin la posibilidad de ahorrar dinero, el dinero que se entrega es dinero que se gasta. En resumen, todos los equipos gastan exactamente la misma suma de dinero en plantillas de la misma cantidad de jugadores. De esta manera todos los equipos deben hacer esfuerzos por atraer a los jugadores no por los salarios exorbitantes que van a pagar. Esto hace que se tengan verdaderos equipos de gestión y evaluación de talento para contratar a los mejores jugadores con una suma fija total. Este mecanismo permite que el último de un año pueda en relativamente poco tiempo ganarle al mejor.

Solo por mencionar uno de los motivos que se esgrimieron para acabar con la Super Liga, una liga cerrada no es sinónimo de poca competencia y las ligas abiertas de Europa, salvo en Inglaterra no son la panacea y en general son muy pocos equipos los que pueden ser campeones.

Este intento se realizó en Sudamérica en la super copa libertadores que solo los campeones de copa libertadores llegaron a jugar. Siempre los mismos, Olimpia de Paraguay, RiverPlate de Argentina, Peñarol de Uruguay y todos aquellos equipos que alguna vez ganaron la Copa Libertadores con un resultado que personalmente no me molestó.