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sábado, 27 de noviembre de 2021

Muchos son los asuntos pendientes de la Federación Colombiana de Fútbol y sus divisiones, comisiones que no funcionan, el fútbol femenino y la tercera división del fútbol profesional entre otras muchas. Digamos que la pandemia y todo lo nuevo que nos trajo ha hecho que las decisiones trascendentales se aplacen. Las conferencias virtuales fueron, en principio, una solución adecuada para que la mayoría de los asuntos no se detuviera del todo, pero es indudable que no es la mejor manera de discutir y decidir, más aún cuando se trata de muchas personas con ideas diferentes.

El fútbol rápidamente superó los obstáculos de la pandemia y antes que muchas otras actividades volvió a una relativa normalidad y con esta volvió uno de los peores males que más nos incomoda. Los desadaptados denominados hinchas, o “barristas”. Desde el primer partido en Bogotá se pudieron ver escenas de verdadero terror, donde unos desadaptados con camiseta verde decidieron entrar a una tribuna familiar a golpear a quienes no seguían al equipo que ellos siguen. Seguido por la invasión de los de rojo para defender “su territorio”.

Hace pocos días se jugó el partido que más violencia genera en Colombia en Medellín, con toda clase de desmanes, empecemos, el primero, totalmente increíble es que estos hinchas resuelven ser un filtro de entrada al Atanasio Girardot, y piden identificación con el propósito de solo dejar entrar a los de Medellín, también miran el color de las camisetas igualmente para impedir la entrada de quienes estos delincuentes creen que no merecen entrar a ver el partido. Todo esto con la anuencia de las autoridades y sobre todo del equipo local que algunas veces ha dejado algunas responsabilidades logísticas a esta banda de criminales.

El partido se desarrolló, deportivamente hablando, de manera adecuada. Ganó el mejor equipo de manera contundente, sin embargo durante el partido volaron monedas y encendedores cada vez que un jugador azul sacaba de banda o cobraba un tiro de esquina. Y acá empiezan mis mayores reparos. Fifa está sancionando de manera contundente a los hinchas de los equipos que pitan el himno nacional rival o que dicen groserías cuando el arquero rival hace un saque de portería, sanciones fuertes con amenazas mayores a las federaciones. Acá la sanción fue sencillamente cerrar un “pedacito” de la tribuna de Medellín algo así como “dos fechas de suspensión parcial de plaza, tribuna sur oriental” como si estos delincuentes no puedan entrar a otro lugar del estadio. De acuerdo con Fifa este tipo de situaciones deben recibir sanciones mucho más fuertes, pero mucho más fuertes para el organizador del partido, acá simplemente se le quitan unas pocas entradas.

Estos mismos delincuentes atacaron el bus del equipo que les ganó, y nuevamente, sin ninguna consecuencia. Entiendo que ese tipo de situaciones exceden la capacidad del club, es un tema policial pero se espera de parte del club alguna conducta que repruebe estas actividades, hasta ahora poco. La quita de puntos, me parece, es el único método adecuado para terminar con este problema. Cerrar “un poquito el estadio” no sirve.

Sea el momento para felicitar a las jugadoras de Santa Fe por la campaña que realizaron en Paraguay y Uruguay en la Copa Libertadores femenina. En estos momentos donde los equipos colombianos desaparecieron del panorama internacional y que son eliminados prematuramente las leonas llegaron a la final a pesar de la poquísima competencia que tienen en Colombia.