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lunes, 8 de julio de 2019

Desde hace ya bastante tiempo hay claridad en las autoridades de control al dopaje y dentro del medio deportivo que existen algunas sustancias que pueden ser ingeridas por los deportistas simplemente por consumir carne. La Trembolona, la Boldenona y el Clembuterol son sustancias dopantes prohibidas en todo momento; se trata de anabólicos fuertes que inducen a la creación de músculo, apetecidas por los fisiculturistas que rápidamente pueden ver aumentar su masa muscular de manera dramática y que a su vez tienen efectos secundarios bastante peligrosos.

Son igualmente productos veterinarios utilizados por ganaderos y permitidos en muchos países para acelerar el crecimiento de los animales y así ahorrar tiempo en la producción de carne. El problema radica en que la carne de estos animales deja trazas de los anabólicos consumidos que al ser ingerida por deportistas sometidos a un control al dopaje pueden dar positivo y ganarse una suspensión de cuatro años (es dopaje duro).

El sistema de control al dopaje hasta hace muy poco tiempo está empezando a tomar en cuenta esta situación; Alberto Contador, gran ciclista dio positivo por Clembuterol y en su defensa indicó que consumió carne contaminada, situación bastante exótica en la Unión Europea donde está prohibido la utilización de esta sustancia para levantar ganado. Luego han aparecido muchos más positivos, en 2011, cinco futbolistas juveniles mexicanos dieron resultado analítico adverso por esta sustancia, posteriormente la campeona mundial de judo Wen Tong indicó lo mismo frente a un positivo por Clembuterol.

Hace poco en Colombia se presentó una epidemia de deportistas con Boldenona, igualmente utilizada para levantar ganado; en este caso el Comité Olímpico Colombiano indicó esta situación y de manera bastante tímida le sugiere a los deportistas tomar medidas. Finalmente, la agencia mundial contra el Dopaje, Wada indicó que las probabilidades de presentar un positivo por clembuterol si se ha consumido carne en México, Guatemala o China son altas.

Todo bien, pero…, pero nada se hace para cambiar la norma con estas y otras sustancias que pueden ser la causa de muchos positivos involuntarios; los atletas siguen teniendo una carga altísima de prueba, las sanciones son de cuatro años y el único responsable es el deportista, para lograr eludir la sanción se necesitan abogados expertos y, como no, dinero.

¿No será el momento, al menos con estas sustancias cambiar el esquema? No puede ser posible que se diga que un deportista es poco profesional por comerse un asado o que debe estar cuatro años sin trabajar por unos tacos.

La regla general en dopaje es que no importa la cantidad de la sustancia prohibida presente en el organismo para configurar una infracción al dopaje, la sola presencia da lugar a una sanción y no es necesario indicarlo en los análisis del laboratorio; por esto el deportista nunca sabe cuánto de la sustancia prohibida hay en su organismo, una micromilimicra o un gramo es igual, sin embargo una cantidad ínfima de las sustancias de la que estamos hablando permite inferir que se trata de ingesta involuntaria.

Seguramente nada va a cambiar, serán muchos los deportistas sancionados y algunos pocos afortunados quienes logren defenderse de manera exitosa a pesar de que Comité Olímpico, Coldeportes y la misma Wada tienen claridad del asunto, pero cambiar el sistema, dirán ellos que es premiar a los tramposos por lo que seguiremos viendo injusticias con deportistas prácticamente indefensos.