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martes, 20 de marzo de 2018

Las dos semanas pasadas en Europa han vuelto a aparecer los indeseados violentos que en el fútbol están a sus anchas. Me llama la atención la cantidad de bengalas que en el partido que Real Madrid jugó en París en el Parque de los Príncipes y todas las actividades previas al partido entre las que estaban petardos cerca del hotel del equipo visitante y falta de protección durante el transporte de Real Madrid al estadio. La sanción al PSG, club hipermillonario, por estos actos de vandalismo fue una multa de €50.000; el mensaje es claro, al dueño del PSG, con sus enormes cantidades de dinero no se le puede molestar. En Grecia el presidente del Paok Salónica no tuvo mejor idea que bajar a la gramilla del estadio con un revolver en el cinto para protestar por lo que consideró era un mal arbitraje. En Bilbao una horda de energúmenos que acompañaban al Spartak de Moscú aterrorizó a la ciudad y causó una muerte.
Leo en las noticias que ultras rusos y argentinos se reunieron en Buenos Aires para aliarse contra los hooligans ingleses y enfrentarlos durante el mundial.
La pregunta es ¿qué hacer?

Existen dos o tres soluciones. La primera estatal, en Grecia, el viceministerio de Cultura y Deportes suspendió el campeonato, pues el incidente del presidente armado no es el primero de ese club y en general el torneo es un caos, partidos sospechosos, sanciones que se imponen y luego se retiran, batallas campales en los estadios y sus alrededores y un equipo con una hegemonía larguísima del cual todos sospechan. Todo muy parecido a lo ocurrido en Colombia por allá por los 80’s. El riesgo es el de siempre, que Fifa decida que la intervención del gobierno Griego es una injerencia inaceptable y opte por desafiliar a Grecia. Afortunadamente en este momento Fifa está alineada con la decisión tomada por el gobierno griego y no parece que vaya a interferir en estas medidas, es más también está amenazando con tomar las mismas disposiciones. La tercera solución podría venir de la Federación Griega, no parece ser la situación, generalmente las autoridades de las federaciones evitan sancionar a los clubes, quienes al fin y al cabo son los que los sostienen en el poder. En Colombia esas oscuras épocas estoy seguro que no volverán; no obstante, hay algunos clubes que conviven con los violentos, situación que debería estar prohibida.

Mucho más delicado es la reunión de violentos en Buenos Aires, donde los rusos ofrecen, a cambio de apoyo en los combates con los ingleses, trasporte, alojamiento y asistencia jurídica. Se está fraguando una asociación con fines ilícitos que lejos de ser combatida es noticia en los diarios deportivos.
Es importante ver que irá a pasar en estos dos o tres meses antes del mundial, la Champions y Europa League son un buen termómetro para analizar las eventuales soluciones para controlar a los desadaptados. Más difícil será el mundial, los rusos están creando verdaderos grupos paramilitares, disciplinados y entrenados para combatir; una de sus consignas es acabar con los ingleses a quienes consideran sus más acérrimos rivales.

En y con Rusia todo puede pasar; Fifa ha mirado para el otro lado en temas de compra de la sede, dopaje y hasta ahora nada ha dicho sobre estas manifestaciones que apuntan a alterar la tranquilidad en el Mundial. El control de los violentos en este evento es diferente, adicionalmente, los instrumentos que en las ligas locales son efectivos (quita de puntos, partidos a puerta cerrada) son imposibles de aplicar en el mundial.