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martes, 29 de enero de 2019

Las últimas semanas han traído noticias interesantes para el sector de la innovación que vale la pena analizar: por un lado el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo ha anunciado que en el mediano plazo implementarán proyectos que van desde aplicaciones de Inteligencia Artificial hasta Internet de las Cosas orientados a lanzar proyectos que involucren no solo a las entidades públicas, sino a todos los grupos de valor asociados al desarrollo de estas tecnologías en Colombia, por otro lado, el pasado 23 de enero, en el marco del Foro Económico Mundial, en Davos (Suiza), fue lanzado el Centro para la Cuarta Revolución Industrial en Colombia, una iniciativa entre el Gobierno Nacional, en cabeza del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, la Alcaldía de Medellín (donde se sitúa Ruta N, entidad en la que se establecerá el Centro) que generará soluciones para mejorar la competitividad y reducir la desigualdad en el país y la región (Colombia es el primer país hispanoparlante del mundo en sumarse) con la adopción de las tecnologías de la llamada “Cuarta Revolución Industrial”

En términos de su precursor, Klaus Schwab (fundador del Foro Económico Mundial) la Cuarta Revolución Industrial, puede entenderse como “la combinación de sistemas digitales, físicos y biológicos en pro de la transformación de la humanidad”.

Ejemplo de lo anterior son los sectores que han empezado a implementar herramientas de orden tecnológico para optimizar procesos y simplificar tareas a compañías y usuarios, verbigracia la banca electrónica y la cada vez menos necesaria visita a la oficina de un banco al punto de tramitar, desde la palma de la mano, todos los contratos que se suscriben con reconocimiento facial, de voz y registro de huellas dactilares.

Ahora analicemos qué ocurre con el sector legal: despachos judiciales atiborrados de expedientes físicos, esfuerzo y capacidad humana desperdiciada en labores cíclicas y mecánicas ya sea en entidades estatales como en firmas de abogados y empresas del sector privado, procesos jurisdiccionales eternos, trámites administrativos cada vez más burocráticos, contratos poco efectivos que centran el esfuerzo en parecer sofisticados y complejos pero que, en práctica, desgastan innecesariamente a las partes de la negociación (la lista podría seguir muchas líneas más).

Sin embargo, no todo es gris ya que en paralelo varias entidades del estado como la Superintendencia de Industria y Comercio que puso en funcionamiento procesos jurisdiccionales completamente virtuales (desde la presentación de la demanda a la audiencia donde de falla la controversia) o la Fiscalía General de la Nación y la Policía Nacional que permiten denunciar a través de internet, han permitido dinamizar y efectivizar algunas tareas.

La entrada del Centro para la Cuarta Revolución Industrial en Colombia adelantará proyectos como Inteligencia Artificial para hacer más eficientes los procesos internos de las entidades públicas; Internet de las Cosas, con el fin de formar ciudades inteligentes; o soluciones basadas en Blockchain, e identificación de servicios que puedan ser basados en soluciones de ese como la identidad digital, votación digital, y la historia clínica digital.

Si bien es notable un avance en la organización administrativa de muchas entidades, sería interesante evaluar riesgos aún mayores como cambios en ciertos conceptos normativos y procesales paquidérmicos en desuso o innecesarios teniendo en cuenta las nuevas tecnologías mencionadas ajustándolos a la creciente necesidad social ya discutida en párrafos anteriores.