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sábado, 4 de marzo de 2017

Esta apertura de los mercados internacionales por medio de instrumentos como los tratados de libre comercio generó un aumento considerable de la inversión extranjera en el territorio nacional en áreas como hidrocarburos, servicios, comunicaciones entre otros, y por consiguiente un acrecentamiento en la entrada de extranjeros al país. 

Como es apenas obvio, lo anterior causo un incremento significativo en las solicitudes de visas ante el Ministerio de Relaciones Exteriores, sobre todo de aquellas que implicaban una vinculación laboral.  

Sin embargo,  y a pesar que la internacionalización es inevitable, este año Colombia parece querer inclinarse nuevamente hacia una política proteccionista por causa de los requisitos adicionales, los costos, y los procesos que se le imponen y exigen a los extranjeros para poder permanecer en el país legalmente. En cuanto a los costos, la visa colombiana es de las más onerosas en comparación con países latinoamericanos como Perú, Ecuador o México. Actualmente el estudio tiene un costo de $155.480 y una vez aprobada el valor de la visa es desde $753.480.

Desde el punto de vista procedimental y dado que no existe la renovación de la visa y los tiempos de otorgamiento son muy cortos, es imprescindible y obligatorio cerca de la fecha de vencimiento de la misma recolectar una vez más toda la documentación y por tanto solicitar un nuevo estudio si no se está aplicando por primera vez. 

Aunque es cierto que la solicitud se puede realizar en línea, a la fecha parece más fácil realizar todo el trámite de forma presencial, pues de lo contrario el proceso es más extenso, se solicita reiteradamente documentación, que además no es demandada en un solo requerimiento sino en una serie de intercambio de correos electrónicos, y generalmente el resultado final es una entrevista a la cual se debe asistir personalmente ante la autoridad competente. Lo anterior, termina ocasionando aún más gastos para el extranjero que deba trasladarse a la capital para dar cumplimiento a esta exigencia.  

Lo preocupante del tema es que a pesar  de que actualmente muchos extranjeros cumplen con todos los requisitos solicitados por el Ministerio de Relaciones Exteriores, a muchos de ellos sin importar su nacionalidad, su cargo y su inversión en el país últimamente les ha sido negada su visa. 

Si bien el otorgar o no una visa es un acto discrecional del Estado colombiano no se conocen a fondo las razones por las cuales en ciertas ocasiones esta no ha sido aprobada cuando se cumple el lleno de los requisitos exigidos por la autoridad respectiva y el extranjero no representa un riesgo para el país. Lo antedicho, manifiesta un alto grado de subjetividad de parte del funcionario encargado de realizar el estudio, lo que demuestra imparcialidad, inseguridad jurídica y desigualdad para el extranjero. 

Por consiguiente, se puede asumir que una de las razones puede estar relacionada con medidas proteccionistas que van en contra del libre comercio y la competencia en el mercado. 

No obstante, es cierto que un país debe proteger la producción nacional, es importante recordar que en los tiempos en que nos encontramos hoy en día imponer barreras comerciales excesivas de este tipo dilatan cambios económicos que son necesarios, generan desempleo, retroceso y disminuyen la competitividad del país.