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martes, 26 de enero de 2016

De entrada, quiero dejar clara mi afinidad política: mi voto es por aquel candidato que, a mi juicio, satisfaga de mejor forma las necesidades de Bogotá. Por lo tanto, mis palabras no tienen como fin principal defender a Peñalosa -aunque ese pueda ser el resultado-, sino confrontar con hechos y con gramática un artículo poco objetivo que, en realidad, desvela un ánimo político destructivo.

De lleno al punto, el primer argumento del artículo analizado se encamina a señalar que la palabra “todos” resulta excluyente por no incluir a las mujeres y la comunidad LGTBI. No obstante, según la acepción número nueve traída por el Diccionario de la Real Academia, dicha palabra hace referencia a un pronombre indefinido masculino plural que indica la totalidad de los miembros de un grupo, sin distingo de sexo. Como ejemplo, el diccionario trae la siguiente frase: “la limpieza de la ciudad nos concierne a todos”.     

Viendo el significado y el ejemplo dados por el máximo texto regulatorio de nuestra lengua, me pregunto ¿en dónde radica la exclusión de las mujeres y de la comunidad Lgtbi que conlleve la ilegalidad del eslogan? Por el contrario, el uso de la palabra “todos” resulta ser totalmente incluyente señor Racero. Recuerde que la misma hace referencia a un grupo de personas que representan una totalidad, sin distingo alguno.

Adicional a lo anterior, a la luz del artículo 13 de la Constitución Política que consagra el derecho a la igualdad, no se evidencia violación alguna que devenga en sexismo o racismo, por parte de la Alcaldía Mayor, ¿acaso usar una palabra incluyente atenta contra el trato equivalente hacia la comunidad de mujeres y Lgtbi ? Por supuesto que no. El uso de la palabra “todos” ni es desigual ni es ilegal.

Por si fuera poco, el título no puede resultar más contradictorio con la realidad. Según noticia de 1 de enero del año en curso publicada en el diario El Colombiano, la nueva administración de Bogotá cuenta con 13 secretarios de despacho y 19 directores de entidades, de los cuales 17 son mujeres. Es decir, más del 50% del gabinete está compuesto por mujeres ¿Desigualdad?

 De otra parte, no se entiende qué relación argumentativa tiene la supuesta ilegalidad del eslogan con el hecho de construir el metro elevado, no habilitar el Hospital San Juan de Dios, descontinuar los Camad o que la elección de Peñalosa haya favorecido a determinadas familias. Evidentemente, son aspectos que no justifican la idea central del artículo.

Por lo tanto, si su intención, señor Racero, era dejar al descubierto las vicisitudes que ha tenido el actual Gobierno en 26 días de gestión, el cuerpo de su artículo debió haber sido totalmente distinto y con la inclusión de pruebas que sustenten lo dicho.  

En conclusión, resulta clara la intención de, a través de un periodismo flojo en coherencia argumentativa y pruebas, desarticular la nueva política de gobierno. Le deseo mucha suerte en su lucha judicial por el cambio de eslogan. Valdría la pena que nos compartiera la respuesta al derecho de petición.