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lunes, 14 de julio de 2014

Lo que está pasando ahora es entonces lo que yo llamo un sinceramiento de precios que cambia la costumbre. Los usuarios que tenían planes pospago tenían la costumbre de pagar una parte del celular al principio y luego amortizar el resto dentro del cargo fijo mensual sin darse cuenta, y lo que es más importante aún, de si habría preferido otras alternativas antes de pagar los 12, 18, 24 y hasta 36 meses que tenía por delante. 

Esto hacía que la gente no se enterara jamás de cuánto terminaba pagando y estoy seguro que casi nadie habría aceptado firmar la cláusula de permanencia de haber sabido cuantas veces terminaba pagando el equipo. 

El tema de las costumbres termina afectando el nuevo equilibrio del mercado, por lo que no es un tema para subestimar. La inercia que traía el mercado era fuerte, tanto así que la gente escogía un plan pospago no por el servicio de voz ni por el servicio de datos, sino por tener un determinado celular. Lo que ocurría entonces era que algunos operadores, a merced de esta situación, terminaban ofreciendo equipos y planes con precios superiores a los que se van a comenzar a observar en los próximos meses. 

Respecto a los equipos, hoy encuentro que muchas referencias tenían precios que incluso de contado y sin cláusula eran muy superiores al del mercado retail. Comparando información del precio de los equipos se encuentran diferencias de hasta 47%, que si nos vamos al caso de pospago implicaban un sobrecosto aún mayor, porque el usuario terminaba pagando, recuérdese, lo que no pagaba a la entrada y más. De modo que como se acaba el precio de los equipos en pospago al no existir la fidelización forzosa que implicaban las cláusulas, el precio de referencia para saber cómo evolucionará el mercado será el precio prepago.

Por el lado del servicio, la reducción que se viene es aún más interesante. Los usuarios terminaban eligiendo planes que excedían sus necesidades de comunicación sólo para poder amortizar el equipo que quería, luego terminaban pagando muchos minutos y datos, pero a menudo no los consumían todos. Ahora que el usuario va a poder cambiar de operador con más libertad, va a equilibrar lo que consume y lo que paga, de allí que el precio tiene que bajar. Buena parte de los minutos más caros, que eran los que no se consumían pero si se pagaban, se acaban, y ahora el abanico de oportunidades se amplía mejorando la competencia.

Las costumbres de pago y los precios van a comenzar a bajar,  en 9 de cada 10 referencias los precios ya han venido bajando. El mercado hasta ahora está reaccionando y muestra signos favorables que van a contribuir a la renovación tecnológica de los equipos y a una mayor penetración de teléfonos inteligentes, y por otro lado, los requisitos para comprar un teléfono van a ser los mismos de antes: una parte a la entrada y otra a la salida, sólo que ahora el menú debe incluir el pago de intereses de forma clara, y el servicio a la mesa se podrá elegir libremente de la barra. 

Quedamos entonces, sin cláusulas, pero con un nuevo entorno regulatorio que reordenará las posibilidades para adquirir celulares.