Agregue a sus temas de interés

Agregue a sus temas de interés Cerrar

lunes, 28 de junio de 2021

Como es ampliamente conocido, el Belt and Road -BRI- es el megaproyecto
bandera de Xi Jinping, que conforma el eje central de la política exterior de
la China. Tiene como propósito financiar y construir carreteras, centrales
eléctricas, puertos, ferrocarriles, redes 5G y fibra óptica además de enlaces
marítimos y ferroviarios, desde el mar Báltico al océano Pacifico, con el
propósito de mejorar la conectividad entre Asia y Europa, y todo ello en aras
de alcanzar un liderazgo global.

Mas de 100 países se han adherido ya a esta iniciativa que ha sido motivo de
gran preocupación por parte de Estados Unidos, Australia y África quienes
ven el BRI, no como un programa dirigido a mejorar la conectividad y la
infraestructura de muchos países en vías de desarrollo, sino más bien, como
un reflejo del expansionismo de la China que amenaza la soberanía e
integridad regional. Han acusado a este país de tener unas intenciones
aviesas consistentes en sobre endeudar a los países pobres con créditos que
no pueden pagar con el fin de someterlos y exigirles concesiones económicas
o políticas.

Pero esos desasosiegos no habían ido más allá de las referidas críticas y no
se había realizado, hasta el momento, ningún esfuerzo para hacerle
contrapeso al BRI hasta que Joe Biden le presentó al G7 una propuesta
denominada “Build Back Better World” o B3W que fue aprobada en la
cumbre de ese grupo que se llevó a cabo el pasado 11 de junio., en Cornwall
- Inglaterra.

El programa de Biden pretende ofrecer a los países en desarrollo, como
alternativa a la iniciativa China, billones de dólares destinados a financiar la
construcción de infraestructura en los países pobres, de una manera más
amable, ambientalmente amigable y transparente, que los términos
propuestos por el gigante asiático.

Sin embargo, hay quienes ven el B3W como mera retórica, como un
proyecto que por el momento no tiene posibilidades de materializarse.
Así, el diario The Hills publicó un artículo titulado “El plan para reconstruir
mejor no es suficiente para contrarrestar a China”, en el que sostuvo que la
propuesta no cuenta con un plan de financiación realista que detalle de
dónde saldrá la enorme cantidad de recursos requeridos, ni cómo serán administrados. Además, señaló que la iniciativa no cuenta con una agenda
comercial definida para Asia, donde el BRI ya está ampliamente arraigado.

Por su parte The Economist, señaló que no existe una estructura
comprensiva para promoverlo o impulsarlo y que no está claro qué proyectos
nuevos, que no se encuentren ya buscando apoyo o en estudio, se llevarían
a cabo. Manifestó, esa revista, que ya se presenta una larga cola de
proyectos de infraestructura verde, pendientes de financiación, en los
países pobres, dentro del marco de los acuerdos climáticos de París y que
por consiguiente el plan de Biden no es más que un cambio de marca o una
reasignación del capital de desarrollo existente.‎

A todo esto, hay que sumar la competencia entre China y EE.UU. en el marco
de la diplomacia de las vacunas . Este último acaba de aprobar una donación
de 500 millones de dosis al mundo en desarrollo, a diferencia de la china, sin
condiciones a cambio.

Por el momento, parece haber consenso en que la China le está llevando la
delantera a EE.UU. con esta iniciativa y que, si los países del G7 y los Estados
Unidos no se ponen las pilas y se consiguen los fondos para la puesta en
marcha del B3W, los va a dejar el tren en el cometido de competir con la China y de contrarrestar la influencia de ese país en el mundo.