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lunes, 29 de mayo de 2023

En 2020, BBC News e Infobae citaron al neurocientífico Michel Desmugert, quien destacó varios estudios que demostraron una disminución en el coeficiente intelectual cuando se incrementa el uso de la televisión o los videojuegos.

La referencia a estos hallazgos la consignó, el referido autor, en su libro “La fábrica de cretinos digitales” en donde expuso que esos estudios habían evidenciado que el uso extendido de los artilugios electrónicos, por parte de los niños, estaban deteriorando de manera grave su desarrollo neuronal.

Además, agrega Desmugert que el exceso de exposición está llevando a una absoluta dependencia, de los jóvenes a la tecnología, sobre todo de aquella que se utiliza para fines de entretenimiento, lo que va a influir negativamente en su rendimiento académico, el lenguaje, la memoria la concentración, y la cultura
Advierte también algo muy preocupante como es el hecho de que estos “nativos digitales serían la primera generación con un coeficiente intelectual más bajo que el de sus padres “

Es así como esta era en desarrollo ha reducido sus habilidades del lenguaje y la capacidad de atención y memorización y cita al científico Mark Bauerlein quien ha sostenido que esta es la juventud más estúpida que haya existido jamás y que en el futuro tendrá aún menos habilidades de lenguaje, capacidad de atención y de memorización

El autor sostiene que la estructura cerebral evoluciona conforme crecemos, y que sus características se moldean en función de las experiencias adquiridas, alterando tanto la arquitectura como el funcionamiento del cerebro. Destaca como el uso de videojuegos de acción puede inducir el engrosamiento de ciertas regiones cerebrales.

La realidad, que han puesto de presente estos autores, se corrobora simplemente con considerar, que Tik Tok tiene alrededor de 600 millones de usuarios y según el diario mexicano “El Economista” en Estados Unidos cada usuario dedica un promedio de 56 minutos al día a esta aplicación, situación que se agrava porque no son pocos los padres que alientan a sus hijos a utilizar Tik Tok para mantenerlos entretenidos.

Como si lo anterior fuera poco, a este escenario se suma el apogeo de la IA, que ha generado muchas inquietudes éticas y normativas y cuyo impacto en la vida humana aún no alcanzamos a entender ni a predecir.
Ana Palacio, consejera del Banco Mundial, ha señalado que la rivalidad entre Estados Unidos y China, por dominar la IA, hace prever que ninguno de esos países será proclive a imponer límites a esa industria, toda vez que, si uno de ellos lo hace, el otro le tomará la delantera.

Pronostica que esta coyuntura terminará en algo parecido a lo que ocurrió con la inacción y falta de conciencia de los países en relación con el cambio climático.

Todo lo anterior lleva a preguntarse si en la medida en que el ser humano tenga que utilizar menos su cerebro (con la IA, en un futuro cercano, ya ni siquiera tendrá que hacer el esfuerzo de redactar ningún texto), no se irán atrofiando, de manera inexorable, sus capacidades y habilidades.

De cualquier manera, hay consenso entre los expertos en que, por ahora, la esperanza y solución, para encausar esta generación, depende de los padres quienes deben de dejar de utilizar Internet como “chupete o guardería” de sus hijos, tomar cartas en el asunto y fijar pautas para que aprendan a desenvolverse en una realidad que no tiene reversa.

De hecho, por algo será que, según Daniel Markuson, en Silicon Valley los ingenieros están educando a sus hijos lo más lejos posible de la tecnología.