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martes, 21 de febrero de 2017

Todos estos intangibles tienen un efecto en la determinación del valor de la franquicia, tanto el valor de adquisición inicial o canon de entrada (Initial Fee) y en el valor de la regalía (Royalties) además en la determinación de los aspectos económicos relevantes que serán sometidos a negociación incluyendo publicidad, gastos por inauguración de establecimientos y suministro de insumos o materias primas entre otros.

La determinación del valor de la franquicia no es algo que se pueda establecer con una única formulación o metodología, ya que se deben considerar aspectos cualitativos y cuantitativos con el fin de tener un análisis contextualizado que asegure que el valor final sea lo más cercano a la realidad del mercado.

Lo cierto es que una franquicia no se valora únicamente con respecto a la perspectiva contable o de rentabilidad financiera, pues en nuestra opinión, los intangibles dan un valor agregado que repercute en la esencia del negocio. Por ejemplo para asegurar que el franquiciado contará con la exclusividad dentro de un territorio, tanto en materia de identificación (Signos Distintivos) como en materia de producción (Patentes, Modelos de utilidad, diseños industriales) los derechos de propiedad industrial son la garantía y el licenciamiento de estos dará forma a dicha intención.

La transferencia de conocimiento (métodos, procesos, logística, etc.) y la asistencia técnica (apoyo, capacitación y mantenimiento permanente) justifican en gran medida el valor de la franquicia, ya que el franquiciado no tiene que invertir en la generación de estos aspectos y se beneficia de recibirlos validados por el mercado con la confianza de los ejercicios previos, al igual que acontece con la marca, pues cuando se trata de un negocio posicionado y reconocido, la mitad del trabajo está realizada.

De ahí que nuestra recomendación al momento de optar por una franquicia como alternativa de inversión, es realizar un análisis detallado de todos estos aspectos, y realizar la proyección financiera del negocio para tener claro el panorama y los riesgos que se pueden presentar en el tiempo, sin limitarse a los aspectos cuantitativos, y dándole igual relevancia a esos aspectos subjetivos que resultan clave al consumidor final.

Por otro lado, los emprendedores deben tener en mente esta figura contractual como una opción de expansión, ya que una vez que el negocio innovador alcanza cierto nivel de madurez y equilibrio, puede dar el paso de proyectarlos a través de la franquicia, eso sí, preparando de manera suficiente los aspectos requeridos para el mejor resultado.

No hay nada peor que intentar un negocio bajo modelo de franquicia a medias, sin haberlo probado en el mercado, sin tener retroalimentación del mercado real y sin asegurar esos aspectos mínimos de los que conversamos anteriormente, pero lo que es peor aún, sin tener una base sólida de su valor a través de metodologías aceptadas técnicamente.